Recuperar el valor de nuestra historia

A través de este espacio, la Asociación Bancaria asume el compromiso de rememorar la historia de muchos hombres y mujeres, quizás anónimos para las nuevas generaciones, quienes cedieron sus aspiraciones personales y entregaron hasta la propia vida para que los trabajadores tuvieran la oportunidad de acceder a la salud, la educación, el esparcimiento y a beneficios exclusivos que potenciaron los recursos generados por su propio desempeño laboral.
Por estos motivos nuestra organización sindical, como toda institución destinada a perdurar en el tiempo, se ha propuesto recuperar el valor de su historia y difundir su cultura.
Por ello, hemos creado este espacio para compartir cada momento de nuestra vida institucional; las instancias fundacionales, documentos y objetos de la actividad bancaria, relatos de testigos claves, el humor para divertir y también utilizado como instrumento político, nuestras luchas y las del movimiento sindical en general, se irán documentando en este Museo destinado a perpetuar el accionar de nuestro sindicato y de los trabajadores bancarios.
Si la historia es una interpretación de la realidad, conviene entonces que dispongamos de un lugar donde registrar nuestros propios testimonios y sostenerlo será una misión de todos para que el espíritu humanista y solidario de nuestra organización sindical quede registrado, sirva de ejemplo y permita iluminar el camino de las próximas generaciones de familias bancarias.
Invito a todos a recorrer nuestro Museo y también a participar de esta iniciativa que nos une fraternalmente.

Sergio Omar Palazzo
Secretario General
Asociación Bancaria



Antecedentes de las Organizaciones Sindicales


Iniciado poco después de la mitad del siglo XIX, el movimiento obrero argentino tiene una larga y compleja historia de luchas, Sus primeros protagonistas fueron parte de los inmigrantes europeos que recibió nuestro país durante ese período.
Por aquellas épocas, Argentina contaba con menos de dos millones de habitantes y una sociedad básicamente rural. En el curso de unas pocas décadas el país transformó completamente su estructura económica, estableciendo un moderno sistema agrícola ganadero exportador cuyo destino principal era Europa.

El país se desarrollaba y era conocido como "el granero del mundo". Para impulsar ese crecimiento, se necesitó de una gran cantidad de trabajadores. Entre 1857 y 1930 ingresaron más de seis millones de trabajadores inmigrantes. Esos trabajadores llevaron a Argentina las ideas obreras que comenzaban a desarrollarse en Europa, fundamentalmente socialistas y anarquistas.

El primer paso en la organización del trabajo en la Argentina fue la creación de sociedades de socorros mutuos o mutualidades. En 1857 se crea en Buenos Aires la primera organización obrera del país, la Sociedad Tipográfica Bonaerense. En 1858 grupos de inmigrantes organizan dos entidades que tendrán gran importancia: la Sociedad Española de Socorros Mutuos y Unione e Benevolenza.

En 1863 aparece el primer periódico obrero de América Latina: El Artesano, dirigido por el Bartolomé Victory y Suárez, un socialista utópico catalán, que al año siguiente publicará "El Comunismo", de Esteban Cabet, primer libro socialista/comunista publicado en América Latina.
Durante el gobierno de Avellaneda, en 1873, se produjo la primera crisis económica del nuevo sistema capitalista y fueron los trabajadores argentinos e inmigrantes, quienes tuvieron que llevar el peso mayor del infortunio.

Mientras los obreros intentaban organizarse, los empleadores daban pasos en firme. En 1866, se creaba la Sociedad Rural Argentina (SRA), en tanto que los industriales creaban en 1875 el Club Industrial, que pasaría a ser la Unión Industrial Argentina en 1887.
Entre 1888/1890 se produce la segunda crisis económica. Los salarios bajan abruptamente, la desocupación crece. En esos tres años se producen 36 huelgas, el triple de todas las producidas los 7 años anteriores.

La aparición de gran cantidad de sindicatos de oficio y la multiplicación de las huelgas llevó rápidamente a los primeros intentos de coordinación entre los diferentes sindicatos y ello implicaba acuerdos entre socialistas y anarquistas, sus principales promotores.
El 3 de diciembre de 1888 se realizó la primera reunión que perseguía el objetivo de unir y fortalecer las organizaciones sindicales. En ella participan el famoso dirigente italiano Errico Malatesta y Zacarías Rabassa por los anarquistas, y Joseph Winiger y August Kühn, por los socialistas.

El 1º de mayo de 1890 se realizó el acto en Buenos Aires, Rosario, Bahía Blanca y Chivilcoy, bajo la bandera de las "ocho horas de trabajo". El manifiesto aprobado en Buenos Aires expresaban:
El mitin obrero consideró que era necesario organizar una Federación Obrera, y aprobó un Petitorio de 12 puntos al Congreso Nacional, que firmaron 7.422 obreros, solicitando la sanción de una lista de "leyes protectoras de la clase obrera". Allí se encuentran sintetizadas las bases de lo que luego será el Derecho del Trabajo, también denominado derecho laboral, derecho obrero, o nuevo derecho de los trabajadores. Los anarquistas sin embargo, se oponían a luchar por una legislación laboral que consideraban puro reformismo.
La primera central obrera no pudo sostenerse y dos años después ya no existía. Otros tres intentos de establecer una central se realizaron durante la década de 1890, pero tampoco prosperaron.

En la próxima década la combinación de los reclamos laborales por parte del sindicalismo y las demandas democráticas por parte de los nuevos partidos políticos, abrirían el camino a las importantes reformas institucionales de la década de 1910. La más importante de ellas será la ley de sufragio universal.

El Sistema Financiero


Síntesis del Sistema Financiero en el Siglo XIX en la Argentina

1822-1862. Bancos Oficiales Emisores:
Estos Bancos fundados y manejados exclusivamente por los gobiernos, fueron resortes administrativos para cubrir los gastos públicos con abultadas emisiones de moneda inconvertible, sin ninguna base metálica, desde el momento que no existía ningún régimen fiscal ordenado, que hubiera podido proporcionar entradas permanentes, suficientes para costear las guerras civiles y nacionales que desangraron a nuestra joven república en los primeros decenios de su existencia.

El primer Banco, fundado en 1822, por una asociación de particulares, fue el Banco de Descuentos, que tenía la facultad de emitir billetes convertibles. El segundo, fue el Banco Nacional, fundado en 1826.

1862-1891. Admisión en el Mercado Financiero Europeo:
Argentina, consolidada en su Constitución Federal, es admitida y solicitada como nuevo deudor exótico y poseedor de grandes e inexplorados recursos naturales.

En 1864, comienza a funcionar el primer Banco de capital extranjero: El Banco de Londres y Río de la Plata.

En 1871, se funda el Banco Hipotecario de la Provincia de Buenos Aires y en 1872, se constituye el primer Banco Argentino Particular de Descuentos denominado: Banco de Italia y Río de la Plata.

Con la presidencia de Roca, se reinauguró una era de progreso, también a base de capital prestado para ser invertido en obras públicas.
La Ley de Banco Nacionales Garantizados, de 1887, permitió multiplicar los establecimientos emisores con la garantía de fondos públicos nacionales antes del Crac de 1891 (o sea garantir un papel con otro papel). La inflación por circulación monetaria que causó esta ley de Bancos Emisores terminó en la crisis que provocó la desaparición de los dos bancos oficiales. En estas condiciones, en 1891, se funda el Banco de la Nación Argentina con una rígida reglamentación.

1891-1930. Surgimiento de los Bancos Oficiales:
Por la Reforma Monetaria de 1899, liberados del azar, afluyeron capitales extranjeros, aumentó la confianza de los productores y también los depósitos del Banco de la Nación, cumpliendo su rol importante como regulador del crédito. La Ley 4.507, de 1904 amplió la posibilidad de Crédito mediante una reforma financiera y económica de las atribuciones del Banco. Ya posee 40 sucursales para 1906. La Provincia de Buenos Aires volvió a Crear un Banco oficial para 1906, a base del antiguo Banco del Comercio, que fue convertido en una entidad mixta bajo el nombre de Banco de la Provincia de Buenos Aires.

Así resurgen los dos Bancos Oficiales y los establecimientos particulares aprovechan la pujanza de las fuerzas productoras del país.
La adopción formal del sistema de Patrón Oro, en 1900 (abandonado a causa de la Crisis de 1890), en el que la Caja de Conversión era la encargada de emitir papel moneda a cambio de depósitos en oro, implanta la convertibilidad que duró más de 40 años, sólo suspendida por el estallido de la Primera Guerra Mundial.


El Socialismo y Anarquismo


Sobre finales del siglo XIX, las perspectivas sobre las reivindicaciones sociales  que se vivían en Argentina, estaban ligadas a los modelos instaurados en Europa; a tal grado que los primeros sindicatos fueron integrados exclusivamente por europeos. Muchos de ellos tenían nombres foráneos y sus medios de difusión se editaban en italiano, alemán o ruso. En 1882 un grupo de inmigrantes alemanes fundaron el Club Worwarts, en 1897 se crearon la Societè des Travailleurs du Livre y el Genosenchafts des Budegswekes y contemporáneamente, se editaron los medios de difusión y propagandísticos: L’avvenire, La libertè, La cuestione sociale’ y Le revolutionaire. 
Con la mirada ideológica puesta en Europa, aquellos dirigentes sindicales no conseguían la unidad de las diferentes fracciones ni el reconocimiento de la comunidad argentina, tal vez porque sencillamente no habían logrado construir o adherir a una fuerza política de carácter nacional que respaldara su tarea reivindicativa y que además, les permitiera discutir con las patronales en un plano de igualdad. Estas dos razones, probablemente, hayan sido algunas de las principales causas de la apatía o indiferencia del resto de los trabajadores argentinos de aquellas épocas. 

Aquellos dirigentes obreros, de principios del siglo XX, defendían sus ideales con tanta vehemencia que indefectiblemente esto los exponía a vivir situaciones extremas. Sus movilizaciones para defender el derecho de los trabajadores, fueron reprimidas reiteradamente y se perdieron incontables vidas. En 1904, 1905, 1909, la semana trágica de 1919 y las huelgas de peones patagónicos de 1921 y 1922, dejaron miles de muertos y heridos.

 La búsqueda de socialistas y anarquistas por defender los derechos humanos trascendentales y particularmente, aquellos inherentes a los trabajadores, fueron estandartes que jamás serían arriados por los dirigentes de esas tendencias, aunque es innegable que esto no resultó suficiente como para arrogarse la representación de la clase obrera. ¿Qué podría haber sido tan significativo, como para que esto no haya sucedido de manera natural? Se podría pensar que las diferencias irreconciliables entre los cuadros y dirigentes de las primeras organizaciones, establecería una brecha muy difícil de achicar. Por otro lado, en la percepción de la gente, se había instaurado la idea de que estaban más focalizados en los problemas de Europa que en la realidad argentina. 

Ese sindicalismo nutrido por socialistas y anarquistas dejó, sin embargo, importantes huellas en la historia del país. Su testimonio de coraje y tenacidad quedó incorporado a la memoria colectiva. Además, muchos de sus dirigentes y muchas de las estructuras organizativas que crearon, fueron aprovechables y revitalizadas décadas más tarde, para ser incorporadas a la vida del país.


Primeras Centrales Obreras


Los gremios con fines de lucha, surgen luego de 1885. Las dos primeras organizaciones gremiales se crean en 1887, y son:

-La Fraternidad (Socialista)

-La Sociedad de Resistencia de Obreros Panaderos (Anarquista).

La primera central obrera del país es la Federación de Trabajadores de la Republica Argentina (1890-91) creada por anarquistas. En diciembre de 1892 se disuelve por disidencias entre ambas corrientes. En 1901, se creó la FOA (Federación Obrera Argentina), en la que anarquistas y sindicalistas trataron de convivir en una misma central.

El acuerdo se rompió en 1903, cuando los socialistas se separaron y formaron la UGT (Unión General de Trabajadores). En 1904, la FOA anarquista cambió su nombre por el de FORA (Federación Obrera Regional Argentina), que sería una de las más importantes centrales en las primeras décadas del siglo XX. La falta de una central obrera única, disminuía las fuerzas de los obreros frente a la represión policial. 

Hacia 1915, el movimiento obrero quedó dividido en dos federaciones:

-La FORA del 5º congreso: de tendencia anarquista.

-La FORA del 9º Congreso: formada por socialistas y sindicalistas. Estos últimos no deseaban confundir la acción política con la sindical.

Con la llegada del gobierno radical, en 1916, la relación Estado-Sindicatos cambió. El sindicalismo tuvo mayor libertad. La creación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 1919, ofrece un marco de reconocimiento y amparo jurídico al sindicalismo en los países europeos, más adelante abarcaría la Argentina también. 
Para fines de los 20, el movimiento obrero contaba con tres centrales:
-La UGT (Sindicalista)
-Confederación Gremial Obrera (Socialista)
-La FORA del 5º Congreso (Anarquista)


La Union Civica Radical


Los orígenes del radicalismo se remontan a 1889, cuando el 1º de septiembre se realiza una concentración opositora al régimen de Juárez Celman. Con el malestar social como contexto y con el objetivo de luchar contra el fraude y la corrupción, se unieron dirigentes como Bartolomé Mitre y Leandro Alem que aún con ideales contrapuestos, swe unieron para dar vida a una heterogénea agrupación política que en 1890 intentaría un levantamiento armado contra el gobierno que sería sofocado por Pellegrini quien ocupó el poder hasta1892. 

En 1891 la Unión Cívica sufriría una división que iniciaría un proceso de rupturas que paulatinamente haría crecer la figura de Hipólito Yrigoyen, sobrino de Alem, quien empezaba a ganar renombre dentro de las filas de la popular Unión Cívica Radical. 

En 1893 Yrigoyen encabeza un alzamiento en la Provincia de Buenos Aires y aunque es derrotado, su nombre fue ganando prestigio entre el pueblo bonaerense.

Los primeros años del siglo XX seguirían marcados por la agitación política que caracterizó a ese período de la historia argentina, aunque algunas pequeñas señales ya indicaban que los constantes reclamos estaban por dar algunos frutos. Una de las conquistas más importantes, de esos momentos, fue la implementación del voto universal, secreto y obligatorio que abrió un espacio a la participación mayoritaria de la población. Gracias a ello, en 1916, Don Hipólito Yrigoyen llega a la Presidencia de la Nación, luego de una aplastante victoria sobre el Partido Conservador. Su llegada al gobierno significó un enorme avance político y social del pueblo, en especial de los sectores tradicionalmente más postergados de la sociedad.

Con el radicalismo en el poder, se impulsaron varias leyes a favor de la clase obrera, como la ley de organización gremial, la ley de contrato colectivo de trabajo, la adhesión de la República Argentina a las Convenciones Internacionales del Trabajo, la jornada de trabajo de 8 horas, el descanso dominical, el seguro por accidentes de trabajo, el salario mínimo, la ley de jubilación, entre otras.

El gobierno radical mantuvo en todo momento la postura de aceptar los reclamos sindicales, especialmente los que provenían de la FORA, la nueva central obrera que se estaba organizando y fortaleciendo; pero a pesar de ello, no pudo evitar quedar fuertemente comprometido con dos hechos lamentables conocidos como “la semana trágica” y “la Patagonia rebelde”, circunstancias que enlutaron al pueblo argentino cuando los desbordes de violencia provocaron la muerte de miles de trabajadores e inocentes compatriotas.

A Yrigoyen lo sucedió Marcelo T. de Alvear hasta ocupar nuevamente la presidencia en 1928. Dos años más tarde, sería derrocado por un golpe militar encabezado por el General Uriburu que resultaría el primero orquestado contra un gobierno democrático y el que más adelante, justificaría una lamentable seguidilla de interrupciones a la vida política de nuestro país que provocaría daños inmensurables e irreparables.


DEPARTAMENTO NACIONAL DE TRABAJO


En 1904, el entonces Presidente Julio Argentino Roca envía al Congreso un proyecto que proponía regular el trabajo obrero y sus relaciones con la patronal, inspirado en las naciones que habían legislado sobre el tema. 

El proyecto contenía 465 artículos, los cuales estaban agrupados en catorce títulos: disposiciones preliminares y generales; de los extranjeros; del contrato de trabajo; de los intermediarios en el contrato de trabajo; accidentes del trabajo; duración y suspensión del trabajo; trabajo a domicilio e industrias domésticas; trabajo de los menores y de las mujeres; contrato de aprendizaje; del contrato de los indios; condiciones de higiene y seguridad en la ejecución del trabajo; asociaciones industriales y obreras; autoridades administrativas; y de los tribunales de conciliación y arbitraje.

El 6 de septiembre de 1905 el Ejecutivo promulgó la Ley N° 4.661, considerada  el punto de partida de una nueva concepción en materia de legislación laboral.

Mediante un decreto firmado por el presidente Figueroa Alcorta, se crea en 1907 el Departamento Nacional del Trabajo; cuyos antecedentes se habían iniciado en el Congreso de la Nación con la propuesta de incorporar al Presupuesto del Ministerio del Interior, un inciso que autorizara al poder ejecutivo a crear dicho organismo y destinar los fondos necesarios para poder subsistir hasta tanto el congreso tomara la intervención que le correspondía.

Esa propuesta había sido tratada y aprobada en la Cámara de Diputados y aunque posteriormente fue rechazada por el Senado de la Nación, se continuaron con las negociaciones hasta que el 14 de marzo de 1907 se crea por Decreto del Ejecutivo el Departamento Nacional del Trabajo, designando a cargo del organismo a José Nicolás Matienzo, con la misión de "recoger, coordinar y publicar todos los datos relativos al trabajo de la República, especialmente en lo que concierne a las relaciones del trabajo y del capital y a las reformas legislativas y administrativas capaces de mejorar la situación material, social, intelectual y moral de los trabajadores".

Transcurrió el tiempo y la nueva entidad supervisora no parecía ser muy eficiente para controlar las injusticias padecidas por los trabajadores. Una prueba cabal de ello era el incumplimiento de la ley 4661 de descanso dominical que se facilitaba por la falta de preparación de los encargados de velar por su cumplimiento, implicando un contundente fracaso de los resultados que se esperaban con la aplicación de la norma. 
El Departamento Nacional del Trabajo era objeto de muchas críticas aunque el Partido Socialista se diferenciaba de otros que lo juzgaban como una institución inútil, aclarando que sus críticas estaban dirigidas a quien ejercía la conducción y no a la misión prevista para la entidad. 
Para difundir las acciones tendientes a reclamar la aplicación de la ley, como así también para señalar los beneficios esperados, con su aplicación, en defensa del derecho de los trabajadores, la Juventud Socialista organizó diferentes encuentros cuyos oradores principales eran los dirigentes Tomaso y Palacios.

Alegando razones de salud, el 13 de diciembre de 1909, el Dr. José Nicolás Matienzo presentó la renuncia al cargo y fue reemplazado por el Dr. Marco Avellaneda. En el transcurso del siguiente año, esa oficina reconoció que las leyes no se cumplían y los domingos, comenzaron a realizarse inspecciones conjuntas entre los militantes socialistas y un inspector oficial Asimismo se reconoció a través de varios informes, la existencia del trabajo infantil que contrariaba totalmente el texto de la ley.

Con la idea de poner al Departamento de Trabajo en una situación de mayor protagonismo y que tuviera la facultad indiscutida de mediar en los conflictos laborales, se logró que el Congreso sancionara el 30 de septiembre de 1912, la Ley N° 8.999, según los proyectos de José Cantilo y Alfredo Palacios. La nueva norma, conseguida luego de varios años de luchas y reclamos, ampliaba las funciones del organismo y además, establecía su responsabilidad sobre la inspección y vigilancia de las leyes que trataran las cuestiones laborales; incorporaba un registro de colocaciones para trabajadores sin empleo, y creaba el Consejo del Trabajo para mediar en los conflictos entre los trabajadores y sus contratantes.

En 1943, por Decreto-Ley Nº 15.074, se creó la Secretaría de Trabajo y Previsión, incorporándose a la misma diferentes dependencias que anteriormente funcionaban en diversos organismos de gobierno. Se transfirieron a la Secretaría, además, los servicios y facultades de carácter conciliatorio y arbitral, así como las funciones de policía del trabajo, los servicios de higiene industrial, los de inspección de asociaciones mutualistas y los relacionados con el trabajo marítimo, fluvial y portuario. A la vez, los departamentos, direcciones u oficinas del trabajo y los organismos y servicios existentes en las provincias quedaron convertidos en delegaciones regionales de Trabajo y Previsión.


La Semana Trágica


La Semana Trágica es el nombre con el que se conocen los incidentes ocurridos en Buenos Aires en la semana del 7 de enero al 14 de enero de 1919 entre manifestantes obreros de tendencia anarquista y sectores nacionalistas (tanto civiles como militares) ocurridos durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen.

Los sucesos comenzaron el 7 de enero con una huelga en los Talleres Metalúrgicos Vasena en la Ciudad de Buenos Aires. Los huelguistas, algunos de ellos afiliados a la FORA del Vº Congreso (de tendencia anarquista y que promovía la acción violenta) reclamaban la reducción de la jornada laboral de 11 a 8 horas, mejores condiciones de salubridad, la vigencia del descanso dominical, el aumento de salarios y la reposición de los delegados despedidos.

El Departamento Nacional del Trabajo había hecho lugar a los reclamos obreros y dispuso satisfacer las demandas que fueron desoídas por la parte empresaria. La empresa intentaba seguir funcionando con obreros rompehuelgas provistos por la Asociación Nacional del Trabajo, una asociación patronal que junto con el embajador inglés quiso entrevistarse con Yrigoyen, quien no los recibió y los hizo echar de la casa de gobierno.

Un disturbio entre los obreros en huelga terminó con la intervención de la policía, que disparó con armas largas contra la multitud. En respuesta a esto, Yrigoyen relevó al jefe de policía, nombró a Elpidio González en ese puesto y prohibió a la Liga Patriótica Argentina. 
Ni bien entró en funciones, Elpidio González comenzó a negociar -por instrucción del presidente- con dirigentes de la FORA IX° Congreso, de tendencia sindicalista y que no propiciaba la violencia como medio político.


La Huelga General


Rápidamente llegó a un acuerdo con Sebastián Marotta, secretario general de la entidad gremial, por el cual se aceptaban todos reclamos obreros, se establecía un plazo de 24 horas para su aplicación por parte de Vasena y se liberaban a los obreros detenidos durante los incidentes. A cambio, los huelguistas deberían desalojar el establecimiento ocupado; sin embargo, la tendencia anarquista de la FORA logró imponer el rechazo al acuerdo en el plenario de la agrupación gremial y la continuidad de la huelga.
 
Elpidio decidió entonces ir personalmente a los talleres para negociar con los manifestantes, antes de que la situación se torne más violenta. Los huelguistas desconocieron su autoridad y los sectores más radicalizados intentaron agredirlo volcando e incendiando el auto oficial en el que había llegado. Esta acción provocó la muerte del custodio Antonio Marotta.
Ante el estancamiento de las negociaciones y la negativa radical de reprimir, la patronal decidió intervenir mediante grupos de choques y rompehuelgas, a los cuales se sumaron organizaciones de ultra-derecha como la Liga Patriótica Argentina que produjeron violentos incidentes en toda Buenos Aires contra trabajadores, inmigrantes, judíos y cualquier persona que fuese vista como una amenaza para la patria por parte de estos grupos.

 El saldo fue de cuatro obreros muertos y más de treinta heridos, algunos de los cuales fallecieron después. Frente a esta situación, FORA declara la huelga general, y el sector anarquista le añade la palabra "revolucionaria".

Finalizan las negociaciones con un triste saldo

Con la Policía de la Capital totalmente desbordada, el Gobierno decide la intervención del Ejército para poner orden y pone al frente al General de División Luis Dellepiane, un militar que contaba con buenos antecedentes y que había estado siempre subordinado a la autoridad constitucional.

El 9 de enero se produce un multitudinario sepelio para los obreros fallecidos, que es escoltado por los hombres de Dellepiane para evitar más incidentes. Más allá de un tumulto que se generó en la intersección de la Avenida Corrientes con Yatay, cuando algunos manifestantes cantaron consignas provocativas al pasar por una iglesia y fueron repelidos desde la misma, la caravana logra llegar al Cementerio de la Chacarita sin mayores complicaciones.

 Sin embargo, cuando estaba por comenzar a hablar el tercer orador, se produce un episodio confuso. Algunas fuentes aseguran que el primer tiro vino por parte de los obreros, y sirvió de excusa a los extremistas. Lo concreto es que miembros del Ejército, de la Liga Patriótica Argentina y algunos Bomberos comenzaron a disparar contra los manifestantes. Esta acción es impulsada principalmente por sectores nacionalistas tanto militares como civiles.

 Al día siguiente Dellepiane amenaza con "emplazar la artillería en la plaza del Congreso y atronar con los cañones toda la ciudad" si la violencia de ambos bandos no cesa.

 Yrigoyen ratifica con la FORA socialista la liberación de los obreros detenidos, un aumento del 40% y la reducción de la jornada laboral. Cita a Pedro Vasena a su despacho y le exige la aceptación total e incondicional de lo que acababa de acordar con la FORA, motivo por el cual Vasena no tiene otra alternativa que ceder.

 Increíblemente, la FORA anarquista vuelve a rechazar el acuerdo y pide la liberación de Simón Radowitzky, un anarquista que purgaba prisión perpetua en Ushuaia por haber matado al jefe de policía Ramón Falcón 11 años atrás.

 Finalmente, el martes 14 de enero, Dellepiane se reunió por separado con las dos FORA en donde ambas pidieron "la supresión de la ostentación de fuerza por las autoridades" y el "respeto del derecho de reunión". Es decir, que el Gobierno garantice la normalización de la situación. El planteo es aceptado y ambas centrales finalmente levantan la huelga.

Al día siguiente Yrigoyen ordena efectivizar la puesta en libertad de todos los detenidos.
Los incidentes dejaron un saldo de entre 60 a 700 muertos (según la fuente que se tome) y centenares de heridos. Años más tarde el propio Yrigoyen declararía que, mediante la escalada de violencia, los sectores nacionalistas querían arrastrarlo a reprimir a sangre y fuego.


Sindicalismo Argentino entre 1930 y 1943


Los años transcurridos entre el golpe de Uriburu (1930) y el golpe de junio de 1943 (GOU) estuvieron teñidos por una serie de procesos que condicionaron la conformación y la acción del movimiento obrero. En primer lugar, la crisis económica –iniciada en 1929- ubicó a la desocupación como el principal problema a resolver. El proceso de industrialización y la intervención estatal en la economía, por su parte, reforzaron la presencia de la mano de obra fabril a través de numerosas huelgas y el diálogo con un estado crecientemente intervencionista le otorgaron a los distintos gremios una mayor presencia pública.

La crisis económica generó que algunas empresas extranjeras comenzaran a instalarse en el país, mientras que la demanda interna creció y obligó a numerosos talleres y establecimientos ya existentes a ampliar y modernizar sus instalaciones. Sobre todo los rubros metalúrgicos y mecánicos experimentaron un gran desarrollo, impulsados por la llegada de inversiones fundamentalmente norteamericanas. También crecieron el sector automotor, eléctrico/ electrónico y farmacéutico. Creció mucho, asimismo, la industria del cemento, que a la vez generó el fenómeno de las “villas obreras” asociadas a localidades como Olavarría. Un proceso similar generó la explotación de hidrocarburos. En consecuencia, a pesar del contexto de desempleo, sobre todo en el primer lustro de la década del ’30, la oferta laboral fabril se diversificó y consolidó.

Paralelamente, el trabajo en el campo experimentó grandes modificaciones. El vuelco a la actividad ganadera en desmedro de la agricultura. Gran cantidad de peones rurales y pequeños arrendatarios perdieron sus fuentes de trabajo, y comenzaron a migrar hacia los grandes centros urbanos del país (Buenos Aires, Rosario, Córdoba). Las provincias del Norte y Nordeste consolidaron su situación de expulsoras estructurales de mano de obra. En 1932, el 44% de los desocupados eran trabajadores, frente al 37% de trabajadores industriales y del transporte. Acompañando este proceso, disminuyó la inmigración de países limítrofes y transoceánicos, disminuyendo el componente cosmopolita de la clase obrera que la había caracterizado en las primeras décadas del siglo.

La crisis económica y social, y la persistencia en las malas condiciones de trabajo consolidaron el accionar de los gremios no sólo desde el unto de vista sindical sino mediante el desarrollo de políticas de asistencia social y creación de sociedades de ayuda mutua, cooperativas y consultorios médicos o legales. En algunos casos, las empresas también acompañaron este proceso, creando instituciones semejantes bajo la órbita patronal.

En 1930, como señalamos, se conformó la Confederación General del Trabajo, como una confluencia de la Unión Sindical Argentina (USA) y la Confederación Obrera Argentina (COA), de tendencias sindicalista y socialista respectivamente. En ese año, la FORA contaba con 100.000 afiliados, la COA con 93.000 y la USA con 22.000. A partir de la unificación, la FORA quedó relegada y acentuó un declive en su presencia y fuerza política, ya que poco después de la creación de la CGT contaba con más de seiscientas organizaciones adheridas y 250.000 afiliados. Sus principales gremios eran la Unión Ferroviaria, la Unión de Tranviarios, la Federación de Obreros Marítimos, la Federación Gráfica y la Asociación de Trabajadores del Estado.

Pese a sus diferentes tendencias, el movimiento obrero compartía la conciencia de la necesidad de la unidad para combatir al capital. La CGT se conformó el 27 de septiembre, pocos días después del derrocamiento de Hipólito Irigoyen y frente a las primeras señales de la profunda crisis económica.

La unificación fue bajo la hegemonía de la tendencia sindical pero con el predominio de la Unión Ferroviaria. En 1935, además, los comunistas, cuya presencia crecía en determinadas actividades (como los frigoríficos) se unieron a la CGT, alineados inicialmente con su sector socialista. Sin embargo, ese mismo año se produjo una profunda crisis en la CGT, debido a la actitud del gremio ferroviario frente a la posibilidad de despido de seis mil trabajadores. En respuesta a esta amenaza, los representantes sindicales de la Unión Ferroviaria y La Fraternidad aceptaron una disminución de la jornada laboral y los salarios, para pagarle al personal considerado “sobrante”. Esta circunstancia fue aprovechada por los sectores socialistas y comunistas para criticar a la dirigencia del gremio ferroviario. Como consecuencia, la CGT se dividió en dos sectores: la CGT Catamarca (controlada por la tendencia sindicalista, encabezada por la Federación Obrera Marítima y la Federación de Obreros y Empelados Telefónicos) y la CGT Independencia (capitaneada por los socialistas, con predominio de la Unión Ferroviaria, La Fraternidad y la Federación de Empleados de Comercio).

Nuevas rupturas en la CGT tuvieron su origen en la situación internacional. La Guerra Civil Española permitió la unidad de acción, sobre todo entre socialistas y comunistas, pero resultó más compleja la unidad cuando se produjo la invasión alemana a la Unión Soviética y la guerra comenzó a ser caracterizada como una agresión a la democracia, entre las que se incluía a la URSS. Los comunistas, además, reclamaban el abandono de la posición de la dirección cegetista de “neutralismo político”, y criticaban acerbamente su actitud dialoguista con el gobierno. Como una consecuencia, en 1943 se produjo una nueva ruptura. La CGT N° 1, encabezada por Luis Domenech, era prescindente políticamente, y agrupaba a ferroviarios, tranviarios y cerveceros. La CGT N° 2, liderada por el socialista Francisco Pérez Leirós, nucleaba a los gremios de la construcción, gráficos, empleados de comercio, metalúrgicos y ferroviarios de La Fraternidad. Las tensiones y conflictos hicieron que la CGT estuviera dividida al producirse el golpe de 1943, facilitando la intervención en sus asuntos del nuevo Secretario de Trabajo, el coronel Juan Domingo Perón.

La conflictividad en esta década fue alta. Además de una huelga importante de los trabajadores petroleros y de la carne en 1932, se sucedieron sobre todo en los grandes centros urbanos las protestas de desocupados en demanda de trabajo. Las “ollas populares” hicieron su aparición en la política argentina. En enero de 1936, los días 7 y 8 de enero, se produjo una importante huelga general en apoyo del gremio de la construcción, con la solidaridad de la CGT Independencia y la prescindencia de la CGT Catamarca. Aunque la huelga general duró dos días, el paro de la construcción se prolongó por cien. Tras obtener algunas demandas, acaso el resultado más importante haya sido la conformación de la Federación Obrera Nacional de la Construcción.

En todo este período, y pese a estos conflictos, la mediación del Estado fue ganando presencia, reflejando una mayor institucionalización de los conflictos y la presencia sindical en la política argentina. El salto cualitativo vino con la llegada de Juan Perón a la Secretaría de Trabajo.


Síntesis del Sistema Financiero Argentino (1955-1970)


Liberalización de los Mercados: Apenas depuesto Perón, el gobierno militar de la “Revolución Libertadora”, comienza un giro económico hacia la liberalización de los mercados. A fines de 1957, el Ministro de Hacienda Adalbert Krieger Vasena elaboró los lineamientos para que los bancos argentinos recuperen su autonomía. La carta orgánica del Banco Central fue modificada para que su desempeño alcanzara una posición intermedia entre la independencia que había conservado entre 1935 y 1945, y la subordinación total al gobierno de 1945 en adelante, pero funcionaría como agente financiero del Ejecutivo a través del Ministerio de Hacienda, y utilizará el mecanismo de revaluación de reservas del Banco para licuar la deuda pública.

Ingreso de la Argentina al Fondo Monetario Internacional: El Gobierno lo aprobó por Decreto 15.970 en 1956.

Con la política desarrollista, el Banco Central colocó en plaza varios títulos públicos con los que aumentó la deuda pública interna (Bono Nacional para Inversiones Bancarias, Bonos de Reactivación de YPF, Título Nacional de Ahorro,. Este gobierno solicita por primera vez al FMI una misión técnica para elaborar un diagnostico de situación económica y colaborar en la elaboración de un programa de emergencia, que él mismo financiaría.

Durante el gobierno de Illia, la situación de los bancos fue crítica por la ausencia de financiamiento externo y de ahorro interno disponible. Los bancos públicos pasaron a ser la fuente de crédito mediante la emisión de dinero ordenada por el Banco Central, que debió modificar su carta orgánica para emitir más y nuevos títulos públicos. Tanto los bancos públicos como privados prestaron por encima de la capacidad de pago de las empresas, y al contraerse la actividad en 1962, no pudieron hacer frente a sus obligaciones bancarias.
Una nueva reforma a la carta Orgánica del Banco Central para financiar el plan económico y para controlar y registrar la actividad de numerosas agencias financieras privadas no bancarias que proliferaron con el auge especulativo de la Crisis de principios de los 60, y fueron conminadas a transformarse en bancos para que el Banco Central las tuviera bajo su órbita de control.

En 1966, otro golpe de Estado, la Revolución Argentina, y la vuelta de Adalbert Krieger Vasena al Ministerio de Economía, encausando al país hacia la senda del liberalismo económico: devaluación del peso, liberación del mercado cambiario, congelamiento de salarios y reducción de los aranceles de importación. Las empresas multinacionales llegan a controlar el grueso de la economía argentina, tomando créditos en los bancos oficiales y transfiriendo sus ganancias al exterior, a la vez que se sucedían quebrantos masivos de la empresa nacional. El crecimiento de entidades financieras no bancarias continuaba.

Nueva Ley de Entidades Financieras: Esta contempla a las Compañías Financieras, Cajas y Sociedades de Crédito y Bancos de Inversión.

El Ministro Krieger Vasena renuncia después de “el Cordobazo”, cuando las fuerzas armadas ya no podían asegurar el orden.

En su retirada el gobierno dictó la ley 18.939, que creaba el Fondo Nacional de Garantía de Depósitos (que aseguraba su devolución en caso de cierre de bancos comerciales), y luego la Ley 20.041, que amplió el régimen de garantía al resto de las entidades financieras (llave de innumerables fraudes).


Nuestra Historia


Recuperar la historia de la Asociación Bancaria desde los orígenes hasta nuestros días, significa recuperar la experiencia de un sindicato de trabajadores surgido de la modernización económica y social argentina, a lo largo de las difíciles y cambiantes etapas que atravesó el país hasta nuestros días. Es esta persistencia de la Asociación Bancaria, en un marco de intensos cambios, lo que este sitio buscará describir, profundizar y explicar.

Las primeras señales de organización autónoma de los trabajadores bancarios se manifestaron luego de la Primera Guerra Mundial, cuando una ola de levantamientos y huelgas obreras en todo el mundo parecía desafiar el orden social. Se trataba de los empleados del Banco de la Provincia de Buenos Aires en búsqueda de ciertas reformas laborales básicas. En Argentina, el ciclo de movilizaciones de trabajadores coincidía con el momento de madurez del sistema económico que había llevado al país, desde el último tercio del siglo XIX, a uno de los crecimientos económicos más notables del orbe.

Durante los años 20, y luego de una intensa represión estatal contra el movimiento obrero, el clima sociopolítico se aquietó en un marco de prosperidad económica y de fuertes impulsos asociativos e institucionalistas dentro de la sociedad argentina. Es entonces que surge, el 6 de noviembre de 1924, la Asociación Bancaria Nacional. De aquel motivado y solidario grupo de trabajadores bancarios se organizó una estructura que fue creciendo y adaptándose a las coyunturas económicas y sociales que vivió el país.

Más tarde, el proceso industrializador incorpora, bajo la experiencia peronista de 1946 a 1955, a vastas capas de trabajadores al propio diseño estatal, lo cual reposicionó necesariamente a la Asociación Bancaria tanto como al resto de la sociedad. Luego, el ciclo de inestabilidad política abierto en 1955, los golpes militares posteriores y los profundos cambios financieros experimentados por el país durante el autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” –con su secuela de muertes y desapariciones, de la cual no estuvo exenta la Asociación Bancaria- modificaron radicalmente el panorama en que debió moverse el sindicalismo bancario.

Finalmente, la Asociación debió hacer frente a la reorganización del campo sindical y político tras el advenimiento de la democracia en 1983, y a los avatares de la agitada vida nacional de los últimos años, signada por la agudización de las crisis económicas y las desigualdades sociales.

En este espacio que entre todos iremos consolidando, se abordan los modos en que la Asociación Bancaria se involucró en esas etapas de la vida nacional, y al mismo tiempo, los cambios organizativos y culturales que atravesó durante su vida institucional. En cierto modo, pues, abordar la historia de la Asociación Bancaria es abordar la historia del país desde un punto de vista particular: el de las sucesivas generaciones de trabajadores, afiliados y dirigentes de un sector clave en la vida nacional, cuya participación es, por añadidura, inherente al diseño del futuro de la Argentina.

Desde el menú de la izquierda, se podrá acceder a diferentes momentos de nuestra historia y recorrer algunos objetos o imágenes que componen nuestro material museológico.


Primeros pasos

Los Antecedentes

La “Asociación Nacional de Empleados de Banco”


La reproducción de algunas crónicas de 1919, permiten encontrar rastros de la Asociación Bancaria, antes de su fundación definitiva.
El diario “La Vanguardia” en su edición del 10 de Junio de ese año, resaltaba la siguiente noticia:
La Asociación del Trabajo acaba de hacer público en uno de sus boletines, refiriéndose al conflicto del Banco Español con su personal, que la Asociación de Empleados de Banco no existe, y los que usurpan ese nombre son un grupo de ex empleados del Banco Español.
El Consejo Central de la Asociación de Empleados de Banco, compuesto por dos delegados de cada uno de los Establecimientos de Crédito de la Plaza, casi todos ellos argentinos, considera oportuno recordarle a esa malamente llamada Asociación del Trabajo, que la nuestra existe, pues ha sido constituida el 12 de Abril de 1919, por el voto de una Asamblea de más de 3.500 bancarios, con la concurrencias de algunos gerentes y representantes.

Estimo oportuno también que la campaña realizada contra los hombres que dirigen los destinos del Banco Español, no es obra de la Asociación de Empleados de Banco, sino puramente del Comité de Huelga, constituido por sanción del personal de dicho establecimiento (.....)
Sepan los agitadores de esa mal llamada Asociación que “los verdaderos empleados de Banco, honestos y patriotas”, como felizmente nos consideran sin quererlo, y así realmente lo somos, están afiliados a esta gremial. Por lo demás, ha sido ya reconocida de hecho nuestra asociación por varias instituciones bancarias, pues el consejo central ha sido en otras oportunidades llamado por una delegación de Gerentes de Banco para tratar de solucionar otros conflictos, como también lo fue por miembros de nuestras autoridades. También ha obtenido audiencia del Primer Magistrado de la Nación, invocando solamente el nombre de nuestra Asociación.

Y, por último, le consta al público y a la prensa en general que nuestra entidad existe, teniendo por Norte el mejoramiento moral y material de todos los bancarios de toda la República, como una buena parte de ellos goza de mejoras conquistadas.
En la edición del 13 de Febrero de 1920, decía “La Vanguardia”. (Copia textual). CeDInCI.
 
La Sociedad de Empleados del Banco de la Provincia de Buenos Aires. La reunión de hoy.
“Según nos informan la actitud del Directorio de esta Institución Bancaria que pretende desconocer algunas de las mejoras concedidas a su personal, según el pliego firmado después de la ultima huelga, ha provocado entre el mismo un desconcierto general que podían traducirse en un conflicto. Con el objeto de tratar sobre estos avances del directorio que pretende privar de algunas mejoras a sus empleados, se reunirán hoy a las 9 p.m. los Compañeros del Sindicato del Banco Provincia en el local de la calle Tacuarí 253.”
El 7 de enero de 1921, nuevamente “La Vanguardia” expresaba en la Pág. 5. (Copia textual). CeDInCI.
Asociación Nacional de Empleados de Banco.

La unión hace la fuerza

"Debemos estudiar y resolver definitivamente los siguientes puntos para el personal de todos los bancos:
1º- Horario de trabajo.
2º- Sábado Inglés (en muchos bancos no se practica).
3º- Aumento equitativo de los sueldos actuales.
4º- Escalafón de Sueldos.
5º- Representación del Personal.
6º- Participación en las utilidades, desde el gerente hasta el ordenanza.
7º- Fondo para la caja de pensiones y retiros.
8º- Los cargos de directores son en realidad signaturas honoríficas, y por lo tanto no deben recibir sueldo, gratificaciones y parte de utilidades.
Sólo los empleados, desde el gerente al ordenanza deben participar especialmente de las utilidades, desde que son quienes producen.
Nuestra Asociación no acepta ayuda ni colaboración de ningún miembro protector, cuyos intereses son legalmente opuestos a os nuestros.
Todo empleado de Banco debe concurrir a inscribirse en nuestra secretaría, Perú 151, escritorios 30 y 31, cualquier día hábil, de 8.30 a 11.30 y de 13.30 a 18.30, y leer “Tribuna Bancaria”.
El 17 de Marzo de 1921. Pág. 5. (Copia textual)
Asociación Nacional de Empleados de Banco.
Integración del Consejo Directivo. Abusos de algunos directorios."

El Consejo Directivo de esta agrupación ha resuelto promover entre sus afiliados un voto general, tendiente a integrar cargos vacantes en el mismo, y de manera que los asociados del interior, y de esta Capital puedan intervenir directamente en la elección.
A esta reorganización del Consejo ha de suceder un periodo de intensa agitación del gremio, pues los directorios de algunos establecimientos han recrudecido prácticas del más desusado despotismo, mientras otros no cejan en su torpe afán de cercenar pequeñas ventajas acordadas al personal, a raíz de un movimiento en el que se puso de manifiesto la firme voluntad del proletariado bancario, de reivindicar derechos inalienables y normas de mayor justicia en todo cuanto afectara sus condiciones de trabajo y retribución del mismo.
Pactos solemnes suscriptos por el directorio de algunos de esos establecimientos en aquella oportunidad (en cuyo acuerdo intervinieron oficiosamente hasta altos funcionarios de la Administración Nacional y Provincial) van quedando reducidos a simples tiras de papel, pues, a pesar de todo, esos encumbrados personajes pretenden continuar tratando al personal como a vulgares domésticos. Ya se verá si lo consiguen.

Fundación de la Asociación Bancaria:

La Ley 11.232, dictada en 1923, crea la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones de Empleados de Empresas Bancarias, y su aplicación sería el objetivo que agruparía a los empleados de Bancos, en el afán de aunar esfuerzos, hasta llegar al compromiso escrito: El Acta fundacional de la Asociación Bancaria Nacional, el 6 de Noviembre de 1924.
La primera sede de la Asociación Bancaria, estuvo en Bartolomé Mitre 382, piso primero, escritorio 43, de la Capital Federal (lugar que actualmente ocupa el Banco Nación). En el Acto figuraban como socios fundadores:
• Donovan Bare
• Carlos A. Agote
• Juan C. Cabanne
• Fernando Queirolo
• Gerardo Martínez
• Juan P. Rey
• Pedro Amestoy
• Alejandro García
• Ernesto Muller
• G. E, Espíndola
• Miguel Elena
• René Gorgoihem (1º Socio de Asociación Bancaria)
Los Objetivos de la Asociación Bancaria eran el asesoramiento e información sobre la ley 11.232, de Jubilaciones Bancarias y crear conciencia sindical entre los Bancarios.
En 1925, se debe integrar el Directorio de la Caja Nacional de Jubilaciones y pensiones prevista por la ley 11.232. Estos cargos fueron disputados por dos agrupaciones, que después que hubo pasado esa pequeña campaña electoral, fueron paulatinamente esfumándose del escenario:
• Asociación Bancaria Nacional
• Liga de Empleados de Banco
Finalmente, el 16 de Julio de 1928, la entidad quedó reorganizada y constituida su primera Junta Directiva para presentar ante la Caja de Jubilaciones y Pensiones Bancarias.
En 1930, una delegación de la Asociación Bancaria, concurrió a una audiencia con el Presidente Hipólito Irigoyen, para agradecer el apoyo a la sanción de la ley de Jubilaciones, que después de demorarse por más de 5 años, fue obtenida a los 3 meses de haber entrevistado esta Asociación al Señor Presidente solicitando su intervención. Manifestaron en esta ocasión la urgencia de aprobar su reglamentación y lo obsequiaron con una colección de Boletines editados por esta Asociación.


6 Noviembre 1924


Hacia la formación de la Asociación Bancaria Nacional

La Asociación Bancaria Nacional (ABN) fue fundada el 6 de noviembre de 1924, pero esa fecha debe enmarcarse en un ciclo de intentos de organización y reivindicaciones sumamente complejo y difícil. El carácter represivo del Estado argentino hacia este tipo de movimientos dificultó tanto la tarea organizativa como la conservación de fuentes documentales que nos permitan reconstruirla. La fundación de la ABN en 1924 constituye así un hito dentro de un proceso histórico que comienza con las primeras formulaciones evidentes de una organización autónoma de los trabajadores bancarios, en 1912, 1919 y 1921, y que culmina con la edición del primer Boletín, el 31 de julio de 1928. La expresión escrita y orgánica de las ideas, programas y objetivos de un grupo social señala que ese grupo ha formado una identidad y posee ya una conciencia de sí y de sus intereses como particulares y específicos dentro de la sociedad. Es en este sentido que la publicación desde 1928 del Boletín de la Asociación Bancaria Nacional puede ser vista como la culminación del proceso formativo de la Asociación Bancaria iniciado en l924.

Los primeros intentos de unión de los empleados bancarios fueron impulsados bajo el influjo de un socialismo que aspiraba a la obtención de derechos para la clase trabajadora antes que a la revolución social. El Boletín N 38 de se septiembre de 1931 enmarca la historia de la organización bancaria en “más de medio siglo de práctica gremial”, lo cual nos permite suponer que los trabajadores bancarios de aquella época poseían algún tipo de registro de la experiencia previa de sus colegas, durante la expansión económica del último tercio del siglo XIX. En 1912 los empleados del Banco de la Provincia de Buenos Aires comienzan a realizar gestiones –infructuosas- para obtener una caja de jubilaciones y pensiones que les permitiera retirarse a los 30 años de servicio. Al año siguiente, trabajadores de distintos bancos crean la Asociación Bancaria Argentina de Deportes con la finalidad de organizar campeonatos de fútbol. Si bien están lejos de las reivindicaciones gremiales, esto constituye una prueba de la capacidad de institucionalizar las relaciones entre los trabajadores del sistema bancario argentino. La organización sindical surge como respuesta a los resultados negativos de las primeras huelgas bancarias de 1919 y 1921, llevadas a cabo por los empleados del Banco Provincia de Buenos Aires en reclamo de un Régimen Jubilatorio.

El 10 de octubre de 1923 la Ley 11.232 crea la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones de Empleados de Empresas Bancarias, “una especie de ayuda mutua mezclada con previsión social” que otorgaba subsidios y pensiones. La Caja Bancaria funcionaba en una oficina cedida por el Banco Francés y era atendida después del horario de banco por miembros de la Asociación Bancaria. Su presidente era Adolfo Calvete.

El proceso organizativo que condujo a la promulgación de la Ley llevó un año más tarde, el 6 de noviembre de 1924, a la fundación de la Asociación Bancaria Nacional en unas oficinas situadas en el corazón de la “city porteña”: Bartolomé Mitre 383, primer piso, escritorio 43.

En el Acta que firman, figuraban como socios fundadores:
Donovan Bare, Carlos A. Agote, Juan C. Cabanne, Fernando Queirolo, Gerardo Martínez, Juan P. Rey, Pedro Amestoy, Alejandro García, Ernesto Muller, G. E, Espíndola, Miguel Elena, René Gorgoihem (1º Socio de Asociación Bancaria)

Los Objetivos de la Asociación Bancaria eran el asesoramiento e información sobre la ley 11.232, de Jubilaciones Bancarias y crear conciencia sindical entre los Bancarios.
En 1925, se debe integrar el Directorio de la Caja Nacional de Jubilaciones y pensiones prevista por la ley 11.232. Estos cargos fueron disputados por dos agrupaciones, que después que hubo pasado esa pequeña campaña electoral, fueron paulatinamente esfumándose del escenario:

-    Asociación Bancaria Nacional
-    Liga de Empleados de Banco

Finalmente, el 16 de Julio de 1928, la entidad quedó reorganizada y constituida su primera Junta Directiva para presentar ante la Caja de Jubilaciones y Pensiones Bancarias.
En 1930, una delegación de la Asociación Bancaria, concurrió a una audiencia con el Presidente Hipólito Irigoyen, para agradecer el apoyo a la sanción de la ley de Jubilaciones, que después de demorarse por más de 5 años, fue obtenida a los 3 meses de haber entrevistado esta Asociación al Señor Presidente solicitando su intervención. Manifestaron en esta ocasión la urgencia de aprobar su reglamentación y lo obsequiaron con una colección de Boletines editados por esta Asociación.


Fines de la Asociación Bancaria (1934)


En el acta de la Asamblea Extraordinaria del 20 y 21 de Diciembre de 1934 y del 3 de Enero de 1935, aparecen especificados los fines de la Asociación (en el artículo 3º: Encauzar, fomentar y propender a las relaciones de Solidaridad, Compañerismo, Mutualidad, Cooperación y Defensa de los intereses gremiales del personal de los bancos oficiales, provinciales, municipales, particulares o mixtos, establecidos en la República Argentina y del personal de las empresas comprendidas dentro del Régimen de la Ley Nacional 11.575.

Sin que su enunciado signifique limitar en forma alguna todo otro beneficio moral, social o gremial para sus asociados son sus principales objetos:
a)      Propiciar toda ley nacional, provincial o municipal beneficiosa para el personal bancario, vigilando su cumplimiento.
b)      La defensa de sus asociados judicialmente y extrajudicialmente.
c)      El sostenimiento de Cursos Gratuitos para sus asociados y familias, en la forma que lo reglamente le Junta Directiva.
d)      Asesorar y facilitar la tarea encomendada a los representantes del personal, en el Directorio de la Caja Nacional de Jubilaciones Bancarias, por intermedio de la Junta Directiva de la Asociación.
e)      Asesorar y tramitar gratuitamente todo asunto relacionado con la Caja Nacional de Jubilaciones Bancarias, con el Hogar Bancario o con cualquier otra institución nacional, provincial o municipal que tuviera alguna relación con el gremio bancario.
f)       Publicar un Boletín mensual informativo cuyas páginas serán libres para la colaboración de todos los asociados, siempre que ella se encuentre dentro de los fines sociales.
g)      Constituir Seccionales en todos los puntos del interior de la República Argentina en los cuales el Nº de asociados pase de los 50. Estas Seccionales establecerán dentro de su zona idénticos beneficios a los establecidos en la Capital Federal y de acuerdo con la forma que lo reglamente la Junta Directiva de la Asociación.
h)      Constituir un Centro Social y Deportivo que fomentará toda clase de reuniones sociales y de Deporte.
i)        Establecer una Caja de Ahorros y Créditos regida de acuerdo a la forma en que la reglamente la Junta Directiva de la Asociación Bancaria Nacional.
j)        Facilitar la Asistencia Médica ya sea creando consultorios, sanatorios o en cualquier otra forma y en la medida que los medios lo permitan.
k)      Facilitar a los Asociados la adquisición a precios reducidos de artículos de uso y consumo, en forma de descuentos, cooperativas, etc.
l)        Establecer cualquier otro beneficio de interés positivo para sus asociados.
m)   Formar una Biblioteca.
n)      La formación del Tribunal de Arbitraje constituido por el Presidente del Departamento Nacional del Trabajo, de la empresa o empresas en litigio y de la Asociación Bancaria Nacional a fin de estudiar y resolver las divergencias que se produjeran.


El Banco Central y los Trabajadores Bancarios. De los años 30 al Peronismo

 
La creación del Banco Central de la República Argentina en 1935 tuvo como objetivo, en el plano interno, el fortalecimiento de la capacidad fiscalizadora y reguladora del Estado sobre el sistema financiero argentino. Sin embargo, su organización interna supuso un alto grado de participación del sector privado en esta tarea.

Así, la composición del Directorio estaba determinada por la participación accionaria tanto de las entidades públicas como de las privadas, ya fueran estas nacionales o extranjeras. En 1935 las entidades bancarias con derecho a voto, en virtud de sus participación accionaria, eran 50, de las cuales 10 eran públicas o mixtas (nacionales o provinciales), 28 nacionales privadas y 12 extranjeras. Esta composición no sufrió modificaciones significativas en el transcurso de la década siguiente. Hacia 1941 la composición no había variado en lo que respecta al sector público, aunque sí los bancos nacionales privados con participación se habían reducido a 20 y los extranjeros apenas a 10. 
                       
 
Entidades con participación accionaria en el BCRA y derecho a voto para autoridades
 
             Bancos públicos / mixtos (nacionales o provinciales)    Bancos privados nacionales    Bancos extranjeros privados
1935....................................................10..................................................28..................................................12
1936....................................................10..................................................23..................................................12
1937....................................................10..................................................23..................................................11
1938....................................................10..................................................20..................................................11
1939....................................................10..................................................20..................................................11
1940....................................................10..................................................20..................................................11
1941....................................................10..................................................20..................................................11

Fuente: BCRA, Annal Report

 
En 1947, con posterioridad al proceso de nacionalización del BCRA, la entidad inicia una reestructuración dentro de la cual se propone dedicar una parte de sus recursos económicos y organizacionales hacia la “Acción Social”. La misma se hallaba enmarcada en el Primer Plan Quinquenal del gobierno peronista (1947-1951). En la Memoria del BCRA por esos años se dedica por primera vez desde su creación en 1935, un capítulo dedicado a la acción social de la entidad sobre la organización gremial de los empleados bancarios. En este sentido se proyecta la creación del “Departamento de Servicio Social Interbancario” que actuaría sobre los aproximadamente 36.000 empleados afectados al servicio bancario por ese entonces:
 
“A fin de dar cumplimiento, respecto al gremio bancario, a los propósitos de justicia social reiteradamente expuestos por el Superior Gobierno de la Nación, en el mes de marzo fue creado en Banco Central el Departamento de Servicio Social Interbancario, cuyo objetivo es el de realizar ‘los estudios tendientes a estructurar sobre bases ciertas las mejoras previstas en el plan de ayuda social al personal bancario, centralizando los problemas a ellos vinculados a fin de asegurar una permanente atención sobre las mismas’ (...).

“La creación del Departamento de Servicio Social Interbancario constituye un punto de partida de un vasto plan de ayuda social al personal bancario y a los miembros de sus familias, a fin de llevar a la práctica, en lo que a ese sector de la población respecta, los postulados fundamentales del Gobierno que están sintetizados en la Declaración de los Derechos del Trabajador. (...) la obra a cumplir, para cuya realización ya se cuenta con el aporte de m$n. 20 millones efectuado por este Banco y de m$n. 6,5 millones integrados por otros bancos oficiales del sistema, es de tal amplitud que abarcará todos los aspectos esenciales de la asistencia social, a saber: el relativo a la estabilidad y cuestiones inherentes al trabajo en sí, el de la asistencia médica, el económico, el de previsión y el cultural.

“En el primero, cabe mencionar el estatuto único bancario que prevé, entre otros puntos esenciales, el derecho y obligación de asociarse, la estabilidad, el escalafón, el derecho al trabajo, regímenes de licencias y retiros, deberes y obligaciones profesionales, Tribunal Bancario, etc.
“En el segundo, la asistencia integral en la Capital y en el interior del país, extensiva también a los jubilados bancarios, con atención médica común y de especialidades, en consultorio y domicilio (...) la instalación de policlínicos (central y regionales) y extensión para el hijo del empleado de todos esos beneficios, incluso deportes y colonias de vacaciones.

“En lo económico, corresponde destacar los almacenes proveedores (central y regionales) con productos de farmacia y artículos para la alimentación, el vestido y el hogar; los hoteles de vacaciones en climas de montaña, marítimos y de llanura; la casa propia mediante la aplicación del plan del Banco Hipotecario Nacional; los pensionados en la Capital Federal y centros importantes para facilitar la instrucción de los hijos de los empleados en el interior del país.

“En materia de previsión, deben señalarse los seguros de vida, natalidad, nupcialidad, viudez, etc.: además de los subsidios para atender las necesidades de vida del empleado y de su familia cuando ocurran incapacidades del trabajo.

“Por último en el orden cultural, se prevé la fundación de Instituto Superior de Técnica Bancaria, para la formación y orientación profesional; el otorgamiento de becas para perfeccionamiento en el exterior; la organización de viajes y conferencias para la obtención por el bancario de conocimientos específicos y generales, y la creación de centros para la cultura física racional.

“El Departamento funcionará como ‘Comisión de Estudios y Organización’, constituida por el órgano administrativo correspondiente, que contará con la asesoría de técnicos especializados en las distintas ramas en que se desarrolle su labor, de representantes de las entidades gremiales y de los asesores legales de los bancos oficiales. Dependerá del Consejo Superior de Dirección, formado por altos funcionarios de las instituciones bancarias oficiales y privadas y por representantes del personal. Este Consejo a su vez estará sujeto al Tribunal de Resolución, integrado por el Excmo. Señor Presidente de la Nación y el Directorio del Banco Central”.(BCRA: Memoria Anual, 13° ejercicio, 1947).

Asimismo con recursos propios del BCRA se financiaba la inversión directa o la política crediticia para dotar de infraestructura a los trabajadores bancarios y su organización gremial:

Colonia de vacaciones de la Asociación Bancaria: El Banco adquirió los muebles y enseres del Hotel Fénix de Mar del Plata, cediéndolos en préstamo a la Asociación Bancaria para atender a las necesidades de la colonia de vacaciones que dicha Asociación instaló en este inmueble. La inversión alcanzó a m$n. 40.000 y fue efectuada previa tasación del Banco Municipal de la Ciudad de Buenos Aires.

“Además, en razón de los fines sociales que animaron la gestión realizada, el Banco acordó a la misma entidad gremial un préstamo de m$n. 80.000, a 10 años y sin interés, que le fue solicitado para obtener el derecho de utilizar ese hotel durante 5 años, con opción a renovar el contrato” (BCRA: Memoria Anual, 13° ejercicio, 1947).

Incorporación a la CGT
El año 1947 ve materializarse la incorporación de la Asociación Bancaria a la Confederación General del Trabajo, que la integró al movimiento nacional.

En Octubre del mismo año, se reunió un Congreso Extraordinario de la CGT y aprobó una serie de resoluciones que tendían a fortalecer la unión sindical, mejorar los mecanismos de cooperación con el gobierno y garantizar la adhesión política de los trabajadores al gobierno peronista. Resolvía que sólo serían apoyadas aquellas huelgas que contaran con “el aval del presidente”.

La resolución “S”-154-942, de la Secretaría de Trabajo y Previsión, resuelve favorablemente el expediente Nº 2442, de fecha 14 de Junio de 1947, y que permite descontar las cuotas sociales de todos los afiliados, directamente de las planillas de sueldo. Este descuento comienza a efectuarse en Enero del año siguiente. Hasta ese momento las cuotas se cobraban personalmente, y hasta en los baños de las entidades financieras.

Consolidación institucional de la Asociación Bancaria. Crisis y Fortalecimiento del Sistema Financiero (1928-1943)

El 31 de julio de 1928 se dicta la primera publicación orgánica, de carácter mensual: el Boletín de la Asociación Bancaria Nacional, con una primera tirada de 8.000 ejemplares de distribución gratuita para el personal bancario. Ese año las oficinas se habían mudado a la calle 25 de Mayo 140. A mes siguiente la tirada alcanzaría los 12.000 ejemplares.

El 16 de Julio de 1928, la entidad fue reorganizada y quedó constituida su primera Junta Directiva para presentar ante la Caja de Jubilaciones y Pensiones Bancarias.

Esta caja fue creada el 5 de diciembre de 1929 por la ley 11.575 dictada por el Congreso Nacional, la primera en normar las jubilaciones bancarias. Esta ley fue aprobada luego de un proceso de gestiones de los dirigentes bancarios ante el presidente de la república, Hipólito Irigoyen, y los legisladores. Por ella, se permitía a los Bancarios manejar sus propios fondos en beneficio de la clase pasiva. Al sexto año de acumulación de aportes comenzaron a volcarse a Jubilaciones, créditos personales e hipotecarios para la compra de viviendas. Este mecanismo funcionó aceitadamente hasta finales de los años 60, cuando mediante la ley 17.575 el Estado agrupó esta caja junto con otras cajas nacionales bajo la órbita del Ministerio de Bienestar Social. Más tarde, los gobiernos autoritarios eliminaron el aporte patronal con la excusa de transferirlo a los sueldos de los trabajadores, y la inflación primero, la indexación después devoraron rápidamente esta transferencia.
El desarrollo de la organización de los bancarios se fortaleció con la inauguración de los primeros consultorios: en 1929 dos médicos, Raúl Oleaga y Carlos Verni, comienzan a atender en sus respectivos consultorios a los miembros de la Asociación. Se crean servicios médicos externos, por zonas, durante las 24 horas, para facilitar a los asociados la atención medica con tarifas accesibles. Para sostener este servicio, se recurrió a festivales a beneficio con la colaboración de diferentes artistas.

En 1932 se inaugura un servicio gratuito de odontología, cuyo primer medico fue el Dr. Galán de Malta, quien trabajaba –como correspondía a las innovaciones de la época- con torno a pedal. Además del servicio médico, por esos años se desarrollaron otros: análisis clínicos, farmacia, óptica, fotografía, cursos de extensión bancaria, de ingles, francés, italiano y alemán, taquigrafía, matemáticas y contabilidad general. Se perfilaba ya el sindicato como un espacio de formación profesional.

El paso siguiente en la preocupación de los dirigentes bancarios era obtener la estabilidad y el escalafón. Para ello se asociaron con otras entidades formando una Intersindical llamada "Comité Gremial Pro Reforma del artículo 157 del Código de Comercio", junto con la Confederación General de Empleados de Comercio, la Asociación de Viajantes de Comercio, la Unión Cortadores de Confección y la Asociación de Empleados de Farmacia. El comité estaba dirigido por A. Borlenghi, J. Argaña, L. Amodio, C. Barreiro y Alejandro García. El objetivo consistía en lograr que el despedido tuviera un preaviso de la medida y una indemnización suficiente para poder sostenerse mientras buscase otro empleo. La campaña duró tres años, y en ella el Comité demostró una intensa capacidad de gestión parlamentaria. En junio de 1932 se presentó un proyecto, que luego sirvió de base al estudio que realizó la Comisión de Legislación, cuya redacción final mantuvo la indemnización por despido o fallecimiento, y agregó el pago por enfermedad, el aguinaldo, las vacaciones pagas y el preaviso, actualizando así los artículos 154 a 160 del Código de Comercio de 1889. La iniciativa prosperó y, finalmente, el 27 de septiembre de 1934, se promulgó la Ley 11.729.
La Personería Jurídica se había obtenido el 9 de abril de 1932, cuando las oficinas se mudaron a Victoria (luego Hipólito Irigoyen) 434, 2° piso. Se inauguró un registro de adherentes con una cuota social (de un peso), cuyo cobro se realizaba personalmente, y se aprobó el primer estatuto. Ese mismo año se creó el Tribunal Arbitral, compuesto por representantes de las empresas, del Departamento Nacional del Trabajo y de la Asociación Bancaria. Entre 1932 y 1936 se realiza una campaña sobre el proyecto de escalafón y la jornada de sábado inglés.

El principal obstáculo para el logro de estos fines era la escasa afiliación, como consecuencia de una aún tímida conciencia sindical y el temor de perder el trabajo, elemento que amenaza la consolidación sindical en todas las experiencias conocidas. Los empleados del Banco Francés del Río de la Plata se afiliaron en su totalidad, en cambio Nuevo Banco Italiano, Galicia y Español, no perdonaban la actuación gremial entre su personal. Las condiciones de trabajo eran duras. El horario de atención al público era de 10 a 15 horas, excepto los sábados que era de 10 a 12, pero el trabajo se prolongaba hasta las 13 o más. El horario de entrada eran las 9.30, y el de salida dependía de la cantidad de trabajo, pero nunca antes de las 18:30, pues a menudo se producían diferencias entre los registros, y el horario de salida se convertía en nocturno o se trabajaba hasta la madrugada. No se conocían las vacaciones y las tardanzas podían provocar una sanción o hasta el despido.

Sin embargo la organización crecía. El 16 de mayo de 1930 una Asamblea de afiliados de bahía Blanca eligió una Comisión Directiva y constituyó la Seccional con 82 socios. En octubre de 1931 la ABN contaba con dos seccionales: Bahía Blanca (ya con 166 socios) y Rosario (92 socios). En 1932 se constituye la Seccional Tres Arroyos; el 15 de junio de 1935, la Seccional Santa Fe; en 1936, las filiales Paraná y La Plata.
El 14 de abril de 1934 las oficinas de la capital se mudan nuevamente a la calle Defensa 269. Allí funciona, por primera vez, dirigido por el Dr. Oscar Gaibisso, un pequeño consultorio de clínica médica, pues antes ese servicio estaba descentralizado.

En 1935, debido a la prohibición estatal de utilizar la palabra "nacional" en toda institución que no fuese oficial, la asociación pasa a llamarse "Asociación Bancaria (Sociedad de Empleados de Banco)", y la revista, "Acción Bancaria".

El 30 de septiembre de 1936 se mudan al eje cívico, en Avenida de Mayo 695. En los años posteriores se diversifican las prestaciones médicas: Oftalmología (Dr. Miguel Mendez Tronge y Moret), pediatría (Dr. Víctor Segalle) y otorrinolaringología (Dr. Juan M. Vidal Harrys).
En diciembre de 1936, a raíz de la visita de una delegación de bancarios cordobeses, se creó una comisión para estudiar la posibilidad de comprar un terreno en Córdoba para utilizarlo como colonia de vacaciones. Ese año, para la construcción, la Cámara de Diputados de la Nación otorga un subsidio de 30.000 pesos. El 11 de mayo de 1938 se trasladan las oficinas a la calle 25 de Mayo 264, las primeras con amplitud y comodidad, mientras se informa la compra de un terreno de 43 hectáreas y 400 metros en Villa García (Tanti). En abril se emite una rifa para la adquisición del terreno. El 27 de diciembre de 1942 se habilitó la colonia de vacaciones.

En 1938 se intensifica la lucha por mejorar la Ley 11.575, frente a la cual se pronuncian, en contra de las demandas del gremio, diversos periodistas provenientes del conservadurismo dentro de la opinión pública mediante artículos en La Nación y La Prensa. El gremio organiza una asamblea en el Teatro Augusteo a la que concurren más de 3000 trabajadores bancarios. Los legisladores de la mayoría de los partidos se pronuncian a favor de la Ley, y gracias a una serie de mediaciones entre las que tuvo protagonismo Monseñor D’Andrea, se logra sancionar en 1940 la Ley 12.637, que será reglamentada recién en 1946, tras seis años de paciente lucha. Este es un ejemplo más de las sucesivas batallas públicas, legales y políticas que el movimiento de los trabajadores bancarios debió plantear para alcanzar sus conquistas laborales. En un difícil escenario institucional –durante una época bautizada más tarde como "década infame", atravesada luego por un golpe militar- los bancarios apostaron a la organización, el esfuerzo conjunto y la diversificación de estrategias para imponer sus legítimas demandas.

Prueba de la diversificación de estrategias de difusión y reclamo son las disertaciones de febrero de 1940 sobre temas bancarios, promocionadas por el gremio, a través de Radio Excelsior. Los procedimientos de la lucha gremial en esta época consisten en reemplazar la herramienta del paro por campañas que consistían en escribir a todos los organismos y funcionarios buscando su adhesión, organizar actos en cines o teatros, a los que se invitaba a hablar a los legisladores, cuando no se los interceptaba en la entrada del Congreso para sacarles firmas de apoyo a los documentos sindicales.

Un editorial de Acción Bancaria de septiembre de 1938 refleja las claves políticas que signaban el tratamiento legislativo del proyecto de Escalafón y Estabilidad. Los opositores al proyecto –ciertos banqueros, periodistas, diputados- argumentaban el peligro que representaría una comisión paritaria con facultades para velar por el cumplimiento de la ley. Pero el conflicto era, en esencia, de clase: "se ha dicho también que los empleados vendrían a tener atribuciones en menoscabo de las facultades de las altas autoridades de los Bancos. También se alegó que la estructura del proyecto refleja un espíritu de tendencia izquierdista. Otros la tildaron de fascista" (Acción Bancaria, Nº. 121). El "menoscabo" de las prerrogativas patronales, el peligro izquierdista y el peligro fascista son nombres diferentes –visto desde posiciones conservadoras o liberales- para un mismo problema: el avance lento pero sostenido de la organización de los empleados de banco, el involucramiento creciente en la regulación de los múltiples aspectos de la vida bancaria, actividad medular de la economía.

Otro ejemplo del fortalecimiento de la organización es la creación de la Caja Mutual en 1939, que tuvo por objetivo ampliar y mejorar los servicios de asistencia médica y odontológica, dar subsidios por fallecimiento, la creación y mantenimiento del sanatorio bancario, gestionar préstamos hipotecarios en efectivo, y la creación del Panteón Bancario, por una cuota mensual de 30 centavos. Estas medidas fueron decisivas en la elevación del estatus social de los empleados bancarios. Frente a salarios bajos y al fantasma del desempleo, la AB debía proporcionar seguridad y pertenencia; hacia 1930 eran ya 6.500 los afiliados, en todo el territorio argentino, sobre un total de aproximadamente 30.000 empleados bancarios. La dirigencia de la Asociación Bancaria de esos años solía presentarse ante la opinión pública y las autoridades como "apolítica", apoyando sus demandas en "los sagrados y permanentes intereses del país" que coinciden con "los intereses económicos, sociales y culturales de sus asociados", enfatizando que su doctrina estaba "libre de ideas exóticas y extrañas a nuestra nacionalidad", y recordando una y otra vez que sus múltiples acciones de reclamo y concientización se realizaban "en el respeto a las leyes e instituciones oficiales y privadas de la Nación" (AB nro. 121, septiembre de 1938). La firmeza de este posicionamiento radicaba, es de suponer, en la plena conciencia de la dirigencia sindical acerca del rol que a que estaba siendo llamado el sindicalismo bancario en la dirección de los asuntos financieros del país. La línea política más proclive a entendimientos amplios con otros sectores debía trabajar la idea del interés nacional por sobre las ideologías y modelos alternativos al republicanismo liberal, en boga en el exterior durante los años 30.

Otro aspecto de esta adhesión a las pautas institucionales vigentes por parte de la Asociación Bancaria era el particular papel social del empleado bancario entre los trabajadores argentinos; en un memorial dirigido al Presidente de la República, Roberto Ortiz, se le recuerda que habiendo sido directivo de bancos conoce "la afligente situación que atraviesa la mayoría de los empleados bancarios, quienes están obligados a llevar una vida digna y honesta, bajo pena de expulsión, vestir correctamente, poseer cultura y capacidad, responsabilidad e idoneidad, etc., con un sueldo que no permite atender las más apremiantes necesidades de la vida" (Acción Bancaria Nº 121). Es decir que los salarios no son simplemente bajos, sino que lo son más aún por el lugar social que se espera del trabajador bancario, claramente diferenciado en este punto de los demás gremios tradicionales. "Paradoja: estos empleados que viven con las manos llenas de dinero, son los que tienen menos plata, menos esperanza, menos porvenir...", al decir de Juan José de Souza Reilly (Acción Bancaria Nº 120, Agosto 1938, p.12).

Frente a este duro contraste social, la dirigencia bancaria apostaba, como ya hemos señalado, a una mayor y mejor integración institucional del sector. Frente a sectores conservadores que atentan contra este proceso, se argumenta en ese mismo memorial que "la mejor forma de sostener nuestra sociedad es precisamente haciéndola respetar por medio de leyes ecuánimes y justas, que permitan al capital y al trabajo hallar en la conciliación la fórmula que contemple y defienda necesidades, intereses y derechos de ambas partes, bajo el control del Estado, encargado de solucionar cualquier diferendo". Esa integración debía darse al mismo tiempo en el plano moral, por vías económicas: se exigía el escalafón y la estabilidad debido a que permitirían la consolidación de numerosos matrimonios jóvenes, amenazados por la precariedad laboral, pasto fértil para "la debacle de la moral" iniciada en la guerra de 1914, jóvenes que, gozando de mejores condiciones laborales, proporcionarían hijos al país. Así, en la visión de la dirigencia bancaria sus demandas gremiales se enlazaban en realidad con vastas problemáticas nacionales frente a las cuales los poderes Ejecutivo y Legislativo debían actuar sin demora, ante la reticencia de los directivos de bancos a asumir sus responsabilidades.

La tónica de las demandas de la Asociación bancaria durante los años 30 viene dada pues por una original combinación de motivos clasistas, nacionalistas y sindicalistas, lo que le permiten buscar apoyos en diarios como La Vanguardia o instituciones como la Acción Católica sin abandonar el eje de sus reivindicaciones. El nudo del problema, como ya se ha señalado, reside en las relaciones entre capital y trabajo; baste traer una breve nota de La Nación (publicada el 9 de agosto de 1938, en el transcurso del debate público sobre la Ley de Estabilidad y Escalafón) en la que se esgrime el argumento principal de los sectores reaccionarios: la propuesta de la Asociación Bancaria está "en pugna con el sistema de dirección y gestión de los negocios comerciales, que exige como condición primordial la aplicación de un criterio único, de una sola autoridad, de una sola responsabilidad para su eficiencia". Aquí se llega al "grado cero" de la política en el terreno económico, en Argentina y en el mundo: la negociación sobre el principio de autoridad en la gestión de las empresas.

Un editorial del diario La Prensa del 16 de agosto se refería a esto cuando se refería al proyecto "alarmante" aprobado por la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados: "los principios de autoridad y disciplina que son en alto grado indispensables en todos los organismos económicos, quedarían quebrantados con el sistema planeado, y tendríamos en lugar de ello la intervención del estado, cuyos funcionarios difícilmente se desprenderán de sus preocupaciones electorales".

La promulgación de la ley de Estabilidad y Escalafón significó un avance decisivo en la institucionalización de las relaciones laborales entre el Estado, los empleados bancarios y las empresas particulares, las afiliadas a la Caja Nacional de Jubilaciones Bancarias y las de crédito, capitalización y ahorro. Desde entonces, una comisión integrada por tres representantes de las empresas, tres de los empleados, el gerente general del Banco Central, el presidente del Departamento Nacional del Trabajo y el subsecretario del Ministerio de Hacienda (presidiendo la comisión), tiene por finalidad asegurar la estabilidad del personal, fijar el escalafón de sueldos, regular las licencias, las vacaciones, los despidos, el salario familiar y todos los conflictos que puedan surgir entre los actores del sistema.

Entre los años 30 y 40, se desarrolla un servicio gratuito de asistencia y consultoría jurídicas, cuyos asesores eran los abogados Eduardo Ríos, Juan Martínez Vidart, y luego los doctores Silvio Ruggieri, Fassi, Castiñeiras, Palacios, Solari, entre otros nombres.
El otro logro resonante de la época es la creación de una colonia de vacaciones que sería bautizada con el nombre de "Florentino Guillermón" quien había fallecido en abril de 1938 mientras ejercía la presidencia de la Asociación. En 1940 se colocaría la piedra fundamental del edificio de la Colonia, en Córdoba, contando con la presencia del gobernador de esa provincia Dr. Amadeo Sabattini, que fue nombrado padrino de la ceremonia junto a la Sra. María Palomo, viuda de Guillermón. En la ocasión habló el presidente de la Asociación Bancaria, el Sr. Manuel P. Varela, que destacó el apoyo de todos los bancarios de la República. Para la construcción de las instalaciones de la colonia se presentaron tres proyectos arquitectónicos: "Achalay", de los arquitectos Ricardo C. Gabrici y Tito Ciocchini; "Pica" de los arquitectos R. Verra Narros y Abel López; y "Clearing", por los arquitectos Orestes C. Luisi, en representación de la firma Louis Newbery, Thomas y Bonet.

En 1941 las oficinas se instalan en 25 de mayo 264.

En 1939 se realiza el primer Congreso Nacional Bancario (6, 7 y 8 de abril) en el salón de actos de Radio Stentor. Preside Manuel Varela. Tratan las reformas al Estatuto, las reformas a la ley 11.575, la Estabilidad y el Escalafón, se decide llamar a la Colonia "Florentino Guillarmón", se incorporan los bancarios de Córdoba a la AB, se defiende la ley 11.729, y se rinde homenaje al Socio nro. 1, René Gorgohien. Este primer Congreso se realiza en un contexto de expansión de la masa de afiliados, que pasa de 3.800 en 1937 a más de 7.000 en 1940.
El 3 de diciembre de 1942 se realiza un segundo Congreso, presidido por Clodomiro Bottini. Allí se decide incorporar la participación de los delegados del Interior elegidos en Asamblea, con voz y voto, iguales derechos y obligaciones que los de capital. La situación de los empleados bancarios de interior dio lugar a muchas reflexiones en la revista Acción Bancaria, llamando a menudo la atención acerca de problemáticas desconocidas en las grandes urbes, como el descubrimiento de ocho empleados tuberculosos en la sucursal sanjuanina del Banco de la Nación en 1938. O la calidad y variedad de los servicios ofrecidos por la seccional Buenos Aires (cursos, atención médica, etc.) frente a los incipientes servicios de seccionales nuevas y más pequeñas, como la de Rafaela.

A partir de 1942, el Tribunal Bancario se constituye por la ley Nacional 12.637 (Estabilidad y Escalafón de Empleados de Bancos Particulares), y comprende delegados del Banco Central de la República Argentina, del Ministerio de Hacienda y del Departamento Nacional de Trabajo. Su función es dirimir en primera instancia en todos los conflictos entre las empresas y su personal y su sede sería la del Banco Central.
En esos años, la Sección Hogar Bancario se encargaba de tramitar préstamos destinados a construir la propia vivienda, combinados con un seguro de vida que cancelaba la deuda existente en caso de deceso del prestatario, pasando la vivienda a constituir un bien de familia. El Directorio constituyó una comisión especial para atender las diferentes iniciativas de reforma de los préstamos hipotecarios. Bernardo Gago y Ángel Miel Asquía lo presentaron al directorio de la Caja de Jubilaciones Bancarias, que en 1943 comienza a llamarse Caja Nacional de Jubilaciones del Personal de Empresas Bancarias, de Seguros, Reaseguros, Capitalización y Ahorro. Hoy, el Hogar Bancario está contemplado en la ley de Jubilaciones.

Por su parte, el Teatro de los Bancarios promovido por la Asociación Bancaria tuvo destacados resultados, con presentaciones en público en el Salón Teatro Lasalle (Callao 2261), en el Teatro Nacional de Comedias y participando en el certamen de teatros independientes organizado por el Instituto Nacional de Estudios de Teatros.

Las orientaciones culturales del gremio hacia 1940, tal como se refleja en sus publicaciones, evidencia una confluencia entre el ideal asociativo, la búsqueda de entendimientos básicos con el sector patronal y el reclamo permanente de una acción estatal firme y decidida sobre las relaciones laborales.

A comienzos de 1938, un editorial de "Acción Bancaria" llamaba la atención sobre el nudo gordiano del sindicato: el modo en que los sectores patronales visualizaban sus relaciones con los trabajadores bancarios. Frente a las complicaciones de la moderna vida socioeconómica, se argumentaba que "son los bancos, en primer término, los que están en el deber de preocuparse, no tomando medidas ridículas, y hasta humillantes en algunos casos, porque su personal no vaya a delinquir, sino que están en la obligación de saber cómo vive económicamente, en el orden social y privado, su más allegado y competente colaborador (el trabajador bancario)". (Acción Bancaria, Nº 113, Enero 1938). El empleado bancario aparece aquí como un elemento central en la confianza del sistema bancario, pero cuyas necesidades básicas son ignoradas por los bancos, en la misma medida en que prima el control y la vigilancia cotidianas sobre su persona. Esta relación defectuosa se hace más evidente aún en el contraste entre "la ostentación de grandes edificios, la no menos ostensible cifra que determina elevadas reservas" y la "extenuación psíquica en muchos compañeros", la "desmoralización por falta de estímulo; la decepción, la indiferencia, el escepticismo y también un dejo de neurastenia" que resultan de una jubilación demasiado tardía y de la ausencia de reposo y distensión, remedada recientemente por la colonia de vacaciones cordobesa.

No obstante esas constataciones, puede advertirse a partir de 1940 la presencia de avisos publicitarios que indican una mejora en el nivel salarial y de ahorro de los empleados bancarios: excursiones a Montevideo, trajes a medida, lociones y muebles de precio módico, pero que no existían en años anteriores. Como es sabido, la proliferación de ofertas de ocio y consumo conspicuo reflejan la consolidación de pautas culturales y salariales por encima de la mera subsistencia. Es que la campaña constante de los años 30 por mejoras en las condiciones laborales derivó lentamente en la concesión paulatina de aumentos salariales y asignaciones especiales en diferentes bancos. Es en los tempranos años 40 que la Caja Mutual Bancaria inaugura un departamento de crédito para que los afiliados puedan comprar en cuotas artículos de prestigiosas casas de consumo como Gath & Chaves, Harrod’s o El Trust Joyero.

El 1° de mayo de 1940 los redactores de Acción Bancaria festejan la madurez del sindicalismo moderno, que ha dejado atrás "la lucha ciega y brutal de la fuerza contra la fuerza", la "guerra de clases", y ha emprendido una acción inteligente, metódica y sistemática en el campo de la organización, el gremialismo, de la conciencia profesional. Incluso las consecuencias en el ambiente bancario de las tensiones experimentadas en el país durante la Segunda Guerra Mundial son enfrentadas con espíritu gremial, como cuando en junio de 1940 se sostiene nuevamente la necesidad de una Ley de Estabilidad frente al despido de numerosos empleados vinculados a nacionalidades beligerantes por parte de bancos extranjeros "enemigos".


Los años 70 y una nueva conducción


En los años 70, tiene lugar una renovación política y generacional del gremio bancario. Empleados con inquietudes militantes relevaron a la vieja dirigencia, muchos de ellos habían ingresado a la actividad en la época de las grandes huelgas, habían gozaron del prestigio de pertenecer al ramo bancario, y percibían la urgencia de la dinámica política nacional de los tempranos años 70. Tomemos el ejemplo de Andrés Castillo, actual Secretario de Vivienda de la Bancaria, quien relata del siguiente modo su ingreso al mundo bancario:
“Yo había entrado a trabajar el 13 de mayo de 1958, el sueldo se fue a 850 $, de cadete, lo cual era un montón de plata, no sabía que hacer con el dinero, compraba ropa, cosas... me acuerdo que me compré una radio Spica que era una cosa muy novedosa, porque con 15 años eras un chico, y no sabías que hacer con el dinero, por suerte en mi casa no hacía falta. En la banca oficial, y en la misma banca privada, los hijos de los empleados entraban a trabajar siendo adolescentes. Cuando yo entré a trabajar había una gran efervescencia, mucha participación, un cuerpo de delegados de base, una Caja de ayuda gremial, una revista... Se estaba saliendo de una dictadura con mucha participación política partidaria, a raíz de la proscripción que tenía el peronismo y otros sectores políticos. El gremio bancario nunca se ha caracterizado por ser mayoritariamente peronista, pero ha tenido proporcionalmente más dirigentes peronistas –entre ellos me incluyo- que gente afiliada peronista. La primer minoría ha sido, sin duda, el radicalismo (por lo menos en la Capital que es lo que más conozco), y ha habido dirigentes importantes del radicalismo, pero no tanto numéricamente. En esa época era muy importante el Partido Socialista, una dirección muy fuerte, con mucho prestigio. También el Partido Comunista tenía mucha gente en el gremio bancario. Desde los bancos empieza a surgir una cosa muy poderosa: los sectores comunistas que deambulaba entre el MUCS (Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical) y el grupo de sectores independientes. Para que te des una idea: Luz y Fuerza, que era peronista pero estaba entre los sectores independientes, tenía un planteo independiente de los partidos políticos, como si fuese un partido sindicalista, como el nacimiento del gremialismo, no apolítico sino apartidista. Había comunistas, peronistas, socialistas, radicales, independientes. Terminabas por decidirte por los más conocidos.”

El mismo Andrés Castillo compara ese descubrimiento con la experiencia de finales de los 60 y principios de los 70:
"En 1966, fuimos con unos compañeros a Malvinas, desviamos un avión y pusimos una bandera argentina, un hecho era simbólico. Coincidió con la visita del príncipe de Edimburgo a la Argentina. Nos sacan en un barquito pesquero de los ingleses, nos llevan a Ushuaia, presos. Fue un Grupo político: nos llamamos “Comando Cóndor”. Al año vuelvo a la Caja Nacional de Ahorro y Seguro, pretendo ser reincorporado, no me reincorporan, hago una defensa, me dan la razón, y me reincorporan. Y en el 68 o 69 salgo delegado general. Había ganado la corriente en la cual yo militaba en la Caja Nacional de Ahorro y Seguro, con algunos nacionalistas, yo que era peronista, y en cuanto me reincorporan soy delegado general.
Yo soy un militante político y sindical. Yo era Montonero. En la dictadura me secuestraron. Estuve desaparecido casi dos años en la Escuela de Mecánica de la Armada, después estuve exiliado en España. "

El relato de Castillo permite conectar biográficamente épocas muy diferentes del país y de la Asociación Bancaria:

"Cuando vuelvo del exilio me presento (ya estamos hablando de 1985) y soy el delegado de la Caja. Entro en la lista opositora a Zanola, en el 86. En el año 87 entramos en la Seccional, con un compañero de Secretario de la Seccional, y al año siguiente hay elecciones nacionales y entro yo como pro-secretario nacional de gremiales, tengo un mandato, y después paso a Viviendas.
Los amigos presos, los muertos que tenemos... en este gremio los desaparecidos son muchos, en su gran mayoría, casi sin excepción delegados de base, quiero decir todos con actividad sindical. O sea que aparte de su militancia política, estaban comprometidos con los trabajadores del gremio.

Por supuesto que lo que más espanta son las desapariciones. Pero con la dictadura hubo cientos de cesantías, te diría que miles. En la Caja de Ahorro y Seguro hubo cientos. No porque tuvieras necesariamente actividad gremial: pensaras lo que pensaras, ibas preso o te desaparecían si así lo consideraban, de los bancos oficiales y de los privados. Hubo en el Banco de Italia, en el Banco Galicia (a un compañero sindicalista lo tiraron por la ventana, marcado por el banco, obviamente, por algunos que todavía están en Recursos Humanos del Banco), y no era siempre gente de izquierda. No pasaba solamente por el signo político o ideológico del trabajador.

Luego de todos esos golpes volví a la actividad, y se me abrieron las puertas. Nosotros en la comisión interna del Bancos tenemos un afiche donde están todas las fotos de los compañeros desaparecidos."

Logros Gremiales durante los 70.

-    En 1972 se introduce en el estatuto de la Asociación Bancaria la carrera gremial, con el objetivo de fortalecer la organización y la preparación de sus miembros.

-    En 1973 se crea la Escuela Sindical Bancaria, se introduce la Asignación Prenatal.

Con el acceso del gremio a la conducción del Instituto de Servicios Sociales Bancarios, con el Sr. Cesar Minvielle como presidente, su acción social se vuelve más amplia abarcando al turismo, la ampliación del número de Proveedurías en el interior del país, servicio jurídico y subsidios por enfermedad, casamiento, nacimiento u fallecimiento a los afiliados. En 1974 se inauguran Cooperativas de las Seccionales: Catamarca el 8 de Junio, Tres Arroyos el 15 de junio, Rosario el 19 de junio, Trelew el 13 de Agosto, Bahía Blanca el 6 de Septiembre, Corrientes el 25 de Octubre, Mar del Plata el 9 de Noviembre y Río Cuarto el 23 de Noviembre.

El día del Bancario y el Día del Niño, son celebrados, en este periodo, con grandes eventos en los que los privilegiados son los hijos de los afiliados, que pueden gozar del uso exclusivo de las Instalaciones del Ital Park, espectáculos infantiles y de la distribución de Juguetes, que incluye también a los internados en el Policlínico Bancario.

La organización por parte del gremio del Ciclo de Recitales “Folklore de la patria grande”, realizados en sus instalaciones, contó con artistas de la talla Mercedes Sosa, Zamba Quipildor, Los Chalchaleros y Julia Elena Dávalos, entre otros.

A partir de 1973 se Crearon escuelas secundarias por convenio con la Dirección Nacional de Educación del Adulto del Ministerio de Cultura y Educación, la Escuela Sindical Bancaria (ciclo de tres años que recibía el título reconocido como Perito Mercantil Bancario, en la calle Reconquista 461), y una Escuela de Nivel Terciario dentro del Programa de Centros de Educación Técnica: El Centro Educativo Terciario 5º por convenio entre el Ministerio de Cultura y Educación y la Asociación Bancaria. Este funcionaba en Rodríguez Peña 747.

El 25 de Agosto de 1972, se concreta la adquisición del Hotel de Villa Gesell, y al año siguiente la del Ex Hotel Washington (Suipacha 854), en la Ciudad de Buenos Aires.

También en este año, fueron sancionadas dos leyes importantes para los trabajadores argentinos, que se reproducen en las páginas de la Revista Apertura, Nº. 14, de Marzo de 2974: La ley 20.565, por la que todos los cesantes por motivos políticos y gremiales podrán computar el periodo de inactividad a efectos jubilatorios, y la ley 20.590, que establece la Asignación prenatal.
En 1974 la Asociación Bancaria se incorpora a las 62 Organizaciones.

En Septiembre de 1975, la Asociación Bancaria logra unificar las relaciones laborales por el Convenio único para todos los bancarios del país (oficiales y particulares) en un proceso de lucha ardua que apeló a todas las armas del arsenal gremial, desde los movimientos de fuerza hasta el diálogo en torno a la mesa de discusión.


La Experiencia Peronista (1943-1955)


A principios de la década de 1940, había en Argentina 356 sindicatos que contaban con algo menos de 500.000 afiliados. Aunque las organizaciones más poderosas continuaban siendo las de los ferroviarios, empleados de comercio y obreros municipales, comenzaron a surgir otros debido al creciente fenómeno de la concentración sindical por ramas, en el que muchos sindicatos de oficio se unieron en federaciones de industria. Así aparecieron sindicatos nacionales que crecieron en número de afiliados y que tendrían un peso decisivo durante los gobiernos peronista y en las décadas siguientes: metalúrgicos, textiles, alimentación. Estos profundos cambios en la composición social y organizativa del movimiento obrero argentino fueron coincidentes con una serie de cambios políticos que se revelarían decisivos.

En 1943 se había producido un nuevo golpe militar, en medio del descontento popular, la desorientación de las fuerzas políticas tradicionales y una fuerte crisis económica debida en parte a los efectos de la Segunda Guerra Mundial. El derrocamiento de Ramón S. Castillo ponía fin a un proceso iniciado en forma espuria en 1930, con el golpe de Uriburu, conocido como la "década infame". Pero el grupo militar que accedió al poder carecía de liderazgo, y en dos años y medio se sucedieron dos generales en la presidencia: Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro Julián Farrell. Pese a su declarado intento de “sanear la política” y reorientar la economía, ambos gobiernos estuvieron caracterizados por la indecisión: los devaneos con los partidos políticos se mezclaban con una creciente tentación populista (ante un proceso de agitación de masas vivido como una amenaza) matizada por su política de mantenimiento del "statu quo".

En ese contexto, el coronel Juan Domingo Perón (1895-1974) fue creciendo políticamente. Inicialmente pidió un cargo menospreciado por sus camaradas de armas: la Dirección Nacional de Trabajo, hasta entonces un refugio burocrático de escasa incidencia. No obstante, desde allí dio impulso a una importante legislación laboral y estableció lazos intensos con los sindicatos, que serían la base de su poder político. La nueva legislación establecida por perón venía a satisfacer algunas de las demandas históricas del movimiento obrero argentino: la ley de despidos, que establecía una indemnización proporcional a la antigüedad en el empleo; el establecimiento del seguro social y la jubilación, que benefició a más de dos millones de personas; el Estatuto del peón (1944), que por primera vez fijaba un salario mínimo y procuró mejoras en las condiciones laborales de loa trabajadores rurales; la creación de Tribunales de Trabajo; el establecimiento del aguinaldo; y, sobre todo, garantizó el efectivo cumplimento de leyes ya sancionadas pero que los empleadores no cumplían: las indemnizaciones por accidentes de trabajo, las jornadas laborales de ocho horas, las vacaciones anuales pagas.

Debido a esta política, para 1945 Perón ya era una figura popular y un referente para los sindicatos y los sectores populares. Se desató en su contra una intensa campaña, que llevó a que el gobierno militar ordenara su detención. Los trabajadores de Buenos Aires y su periferia se movilizaron ante lo que vieron como una amenaza a sus conquistas, rebasando a sus organizaciones sindicales.

En efecto, la CGT decretó la huelga general: el comité central confederal la decidió por 21 votos contra 19, lo que revela lo confuso de la situación. Pero La conducción fue desbordada por las bases: la huelga se había fijado para el día 18 de octubre, pero el 17 fue iniciada espontáneamente en multitud de lugares de la periferia porteña. Decenas de miles de trabajadores marcharon a la Plaza de Mayo, y reunidos en una gigantesca manifestación frente a la casa de gobierno, reclamaron la libertad de Perón. El gobierno militar ordenó la liberación de Perón, que esa misma noche, iniciando un ritual que caracterizaría al peronismo en los años subsiguientes, habló a la multitud desde el balcón de la casa Rosada. Al año siguiente, con el decidido apoyo de los sindicatos, Perón –que había pedido su retiro de las FF.AA. para dedicarse a la política- fue elegido presidente por el Partido Laborista.

La base de la política de gobierno justicialista era la reorganización de la sociedad argentina mediante el desarrollo de la industria nacional y la armonía entre las clases. En consecuencia, Perón buscó alianzas tanto con el sindicalismo como con las organizaciones empresarias. Sin duda, el triunfo electoral de Juan Domingo Perón colocó a la Confederación General del Trabajo en una posición de gran poder. En efecto, las organizaciones sindicales constituían el más importante caudal político del peronismo. Desde el gobierno se estimuló la participación obrera, pero acorde a las orientaciones partidarias. Pese a que se señala este condicionamiento como un fuerte impedimento a la acción sindical, lo cierto es que durante el peronismo los gremios canalizaron las demandas de sus afiliados y recurrieron a la huelga con frecuencia, planteando fuertes contradicciones al gobierno.

Los sectores de poder económico se opusieron al peronismo por distintos motivos: el agro exportador, porque la redefinición económica del país hacia la industria perjudicaba sus intereses; pero a la vez los industriales resentían el impulso peronista a la organización obrera y la intromisión estatal en las relaciones obrero – patronales.

En mayo de 1946 Perón disolvió el Partido Laborista. La gran mayoría de las conducciones sindicales –alineadas en el socialismo, en el comunismo o en el anarquismo- pasaron, arrastradas por sus bases, al nuevo movimiento. Numerosos dirigentes sindicales fungieron como legisladores peronistas, y muchos de ellos ocuparon puestos claves en el estado peronista: fueron ministros y directores, en algunos casos, de las nuevas empresas nacionalizadas (teléfonos, ferrocarriles, marina mercante, gas, etc.). El estado peronista buscó profundizar el proceso de sustitución de importaciones e impulsó el desarrollo de las ramas metalmecánica y metalúrgica liviana, concentradas fundamentalmente en la producción de artefactos para el hogar. Por otra parte, el impulso al consumo interno mediante las mejoras de salarios y la capacidad adquisitiva de los sectores populares y medios garantizaba la demanda a esa producción. El estado, por otra parte, garantizó mediante la obra pública (construcción de escuelas, hospitales, asistencia social) el real acceso de amplios sectores de la población a una mejor calidad de vida. La adhesión de amplios sectores sociales al peronismo se basaba en una real mejora en su calidad de vida (en 1935, los asalariados urbanos percibían el 46.8 del ingreso urbano neto, frente al 56.9 en 1952).

Entre 1946 y 1948, la acción sindical estuvo fundamentalmente dirigida a garantizar la vigencia y cumplimiento efectivo de las leyes laborales otorgadas por Perón desde la Secretaría de Trabajo en los dos años anteriores. La bonanza económica y la política del gobierno de sostener el pleno empleo urbano y favorecer el consumo interno, alimentaron esa política, aunque despertaron la oposición de los empresarios. Numerosos beneficios fueron incorporados a los convenios de trabajo, como una evidencia de los cambios en las relaciones de poder social inauguradas en 1945. En los diez años gobierno peronista, hubo numerosas conquistas efectivas plasmadas jurídicamente (hasta llegar a la Constitución de 1949 y su artículo 37) que fueron desde la elevación efectiva de la condición obrera hasta la consagración plena, por primera vez en el país, de la libertad sindical irrestricta, el derecho a la negociación colectiva y un fuerte ascenso en los niveles de vida y de consumo.

El crecimiento sindical fue sin duda uno de los rasgos distintivos de los dos primeros gobiernos peronistas, estimulado por el mismo gobierno. Este crecimiento fue paralelo a su centralización: los dirigentes nacionales tuvieron más peso que los locales: eran los habilitados para firmar los convenios colectivos, iniciar o terminar medidas de fuerza, y sobre todo, controlaban los recursos económicos de las organizaciones sindicales. En 1955, la CGT agrupaba centenares de organizaciones obreras y tenía más de dos millones de afiliados. En las ciudades, la proporción de trabajadores afiliados llegaba en algunos casos al 70%. Prácticamente no había ramas de la actividad laboral no sindicalizadas. La CGT y el movimiento sindical que representaba, formaba parte de un frente político de masas, en el que convivía con otros sectores sociales. Era “la columna vertebral” de ese frente, y aunque subordinaba sus acciones a esa línea política, lo cierto es que su volumen numérico y peso político hacían que el Justicialismo adoptara la dinámica propia del movimiento sindical. Esto planteaba un dilema: ¿Qué hacen los sindicatos cuando el gobierno está en manos de una fuerza popular, de su propia fuerza?

Entre 1949 y 1953, disminuyeron los paros y las huelgas. Para ese momento las principales mejoras en las condiciones de trabajo y beneficios sociales ya habían sido obtenidos, y por otra parte la crisis económica (debido a una baja en los precios de las exportaciones y la pérdida de varias cosechas) puso un freno a los reclamos de mejoras salariales. Sin embargo, hubo importantes huelgas. Dos medidas en el sector bancario (1948 y 1950) de la construcción (1950), ferroviario (1951), metalúrgico (1954), etcétera. Perón impulsó una tregua laboral y aplicó una serie de medidas de austeridad, aunque finalmente, en 1952, debió aplicar un plan de ajuste y suspender las negociaciones colectivas hasta 1954. Es importante señalar que las bases obreras que impulsaban estas medidas en ningún momento dejaban de reivindicar al peronismo como su pertenencia política. De este modo se probaba la posibilidad de confrontación al interior de un movimiento que hegemonizaba a la clase trabajadora. Por otra parte, al revertirse la situación de crisis a partir de 1954, los sindicatos lograron mejoras en sus salarios, nuevamente mediante la huelga. En estos dos últimos años, si embargo, el gobierno peronista, orientado a lograr una modernización económica y mejorar la productividad (fueron los ejes del Segundo Plan Quinquenal), tendió a favorecer algunas demandas de flexibilidad por parte de los empresarios, aunque fueron iniciativas que no prosperaron debido a la férrea resistencia sindical.

El 16 de septiembre de 1955 Perón fue derrocado por un golpe militar cuyo preludio sangriento había sido el bombardeo de la Plaza de Mayo en junio de ese mismo año. Entre 1945 y 1955, el sindicalismo, claramente alineado con el peronismo, fue un legítimo medio de representación de las bases obreras. Con posterioridad al golpe de la "Revolución Libertadora", como sostiene el historiador Juan Carlos Torre, el modelo sindical peronista se revelaría su única creación capaz de sobrevivir a su caída, y desempeñar un serio papel opositor.

Pocos días antes de su inesperado fallecimiento en septiembre de 2004, Floreal Gorini, antiguo secretario adjunto de la Asociación Bancaria recordaba los años que corren de 1946 y 1955:

"Durante el peronismo la Asociación Bancaria atraviesa dos etapas: una de indiferencia, que venía de arrastre de aquella conducción casi fundacional, y otra de irrupción del peronismo, que va a llevar la dirección del gremio. Tal vez el máximo exponente de ésta última fue Ulloa, quien llegó hasta el final (1955), y también el bancario, abogado y diputado Ángel Miel Asquía. El primer grupo, durante el peronismo, organizó dos huelgas, las de 1948 y 1950, las dos por aumentos salariales porque estábamos postergados: al no ser un gremio metido en la estructura del peronismo, no conseguía aumentos, y además se empezaban a dejar ver otros gremios muy luchadores, muy allegados al peronismo, cerca de Perón, cerca de Eva, como por ejemplo los gastronómicos, que consiguieron grandes mejoras, los metalúrgicos, los textiles... ya no éramos los privilegiados, pero el gremio de saco y corbata todavía seguía prevaleciendo."

La Ley 12.637 –reglamentada, como señalamos, en 1946- fue el blanco de los sectores más conservadores y reaccionarios del mundo empresarial durante las décadas siguientes. Los ataques directos a esta ley serán más adelante objeto de análisis, pero es importante destacar la existencia, prácticamente constante, de modos indirectos de avanzar sobre esa ley por parte de banqueros que ofrecían a los dirigentes bancarios mejores convenios a cambio de negociarla. La reglamentación de la Ley de estabilidad y carrera bancaria (12.632) se concreta en un marco de conquistas más amplias: la jornada laboral de 7 horas y media y el régimen de horas extras.

La Personería Gremial es obtenida el 27 de marzo de 1947, extendiendo su actuación a todo el territorio nacional, y lleva el n° 46. La personería gremial es una calificación legal, que la Secretaría de Trabajo y Previsión concede a las asociaciones sindicales que resulten más representativas dentro de una actividad, oficio u profesión. Esta resolución es constitutiva y confiere a al Asociación sindical la capacidad especial para ejercer la representatividad profesional y territorial. La AB se incorpora a la CGT.

El 27 de julio de 1947 el Banco Central crea mediante una Resolución el Departamento de Servicios Sociales Interbancarios, bajo cuya dependencia se agruparon los servicios sociales que tenían a su cargo las diferentes entidades bancarias oficiales. El 10 de octubre de 1950, mediante la Ley 13.987 se crea la Dirección General de los Servicios Sociales para Bancarios; la Ley es modificada por otra, la Ley 14.171 (24 de octubre de 1952), pero ambas fueron derogadas por el gobierno militar por el Decreto- Ley 20.714 del 19 de noviembre de 1956.

La resolución “S”-154-942, de la Secretaría de Trabajo y Previsión, resuelve favorablemente el expediente Nº 2442, de fecha 14 de Junio de 1947, y que permite descontar las cuotas sociales de todos los afiliados, directamente de las planillas de sueldo. Este descuento comienza a efectuarse en enero del año siguiente. Hasta ese momento las cuotas se cobraban personalmente, y hasta en los baños de las entidades financieras.

En 1948, entre el 31 de marzo y el 4 de abril, se realizó la primera huelga de la Asociación Bancaria en demanda de mejoras salariales y reforma del escalafón bancario, lo cual originó su primera intervención por espacio de tres años. Este paro fue organizado por la comisión interbancaria que desconoció a la Junta Directiva, acusándola de complaciente produciendo una división virtual del gremio. Como consecuencia de esta huelga renunciaron los integrantes de la Junta Directiva Central y la CGT designó como Interventores a Manuel P. Varela y José Boede, que la presidieron durante su intervención y convocaron a un Congreso para el 8 de julio de 1948, para el que se realizan elecciones, pero luego la convocatoria es anulada porque el Poder Ejecutivo había aprobado los nuevos Estatutos confeccionados por el Congreso.
En 1948 se extiende el escalafón a los empleados de los Bancos de Crédito.

La Junta interventora de la Asociación Bancaria convocó, en 1949, a la elección de autoridades para la Seccional Buenos Aires. En el mismo año se firma un Acta que unifica las dos corrientes que se habían separado momentáneamente: Movimiento “17 de Octubre” Y “Movimiento Unidad”. Es en ese contexto que se festeja el 25º aniversario de la fundación de la Asociación Bancaria, en su sede de San Martín 264. El Acto fue transmitido por LR 3, con numerosos oradores, descubrimiento de una placa conmemorativa y banquete en el Hotel Español.

La segunda huelga general Bancaria se produjo en 1950, fue declarada ilegal y dejó un saldo de 2000 cesantes.

En 1950, mediante el sistema del Hogar Bancario, se construyen barrios de viviendas para bancarios como “Villa Evita”, en Mendoza, con préstamos del Instituto Nacional de Previsión Social.

Los interventores Varela y Boede reciben de la CGT el poder para firmar la escritura de una nueva sede en la calle Reconquista 331/339, donde se trasladan las oficinas en agosto de 1951 (en cuyo 4° piso se instalan los consultorios médicos), permaneciendo en 25 de Mayo 264 las oficinas de la Seccional Buenos Aires hasta 1956.

La creación de la Dirección General de Servicios Sociales Bancarios, en 1950, surge por la ley 13.987 de Octubre de 1950, elaborada con la colaboración de la Asociación Bancaria. Durante la intervención de la Asociación Bancaria en 1955, esta ley será derogada, y el organismo pasará a denominarse Instituto de Servicios Sociales Bancarios.

En diciembre de 1951, en San Juan, se realiza el 6to. Congreso, presidido por Pérez Guevara. En él se modifican los estatutos sociales luego aprobados por el Ministerio de Trabajo en 1952. Se suprime la cláusula de la prescindencia política, se trata el tema de la participación del personal en las utilidades anuales y su representación en el Directorio de las Instituciones Bancarias.

A comienzos de 1954 se impone, mediante el artículo 8° del Convenio, el descuento de la cuota gremial tanto a los socios como a los no asociados, con una vigencia de marzo de 1954 a febrero de 1956. Las retenciones se distribuían de la siguiente manera: el 50% para la Fundación Eva Perón, el 40% para la Asociación Bancaria y el 10% para la CGT.

El Congreso Bancario Ordinario de 1954 se llamó “Juan Perón”, tratándose la adquisición de inmuebles para sedes de algunas seccionales y Reformas del Régimen Laboral, y el Extraordinario del mismo año se llamó “Eva Perón”, y sus propósitos fueron Ratificar el apoyo al segundo Plan Quinquenal y la Adhesión a la CGT.

Hacia el final del gobierno justicialista, el sistema financiero argentino se había consolidado a la par que los derechos laborales que involucraba. Basta una comparación entre el comienzo y el final de esa experiencia.


Primera Comisión Gremial Interna (1947)


El 17 de junio vio cristalizarse este nivel de organización dentro del Banco de Italia y Río de la Plata, que luego se extenderá a todas las entidades bancarias dando espacio al desarrollo de la vida gremial dentro de los lugares de trabajo.
Estas comisiones gremiales impulsaron en 1948 una huelga en demandas salariales y reformas del escalafón cuestionando la conducción de la Asociación Bancaria, llevando a la renuncia a la junta directiva central encabezada por el Sr. Enrique Santos Rueda.
Mesa Directiva
¨       Imizcoz, Carlos
¨       González, Alberto
¨       Sannia, Pedro
¨       Palacios, Arturo
Delegados
¨       Ahumada
¨       Albizzati
¨       Artuso
¨       Baratucci
¨       Bardón
¨       Bascuas
¨       Battilana jafet
¨       Bonini
¨       Buente
¨       Caffaro Marra
¨       Cagnoli
¨       Casaurang
¨       Chirichella
¨       De Luca
¨       De Martino
¨       Diago
¨       Ditro
¨       Divano
¨       Fernández
¨       García
¨       Forque
¨       Gasparetti
¨       Gatto
¨       Girolamo
¨       Grisolía
¨       Icardi
¨       Macri
¨       Marchione
¨       Mele
¨       Montarulli
¨       Moreschi
¨       Nogales
¨       Nonez
¨       Olivero
¨       Parini
¨       Pegazzano
¨       Peleretegui
¨       Pinto
¨       Poli
¨       Punzi
¨       Santagati
¨       Tantera
¨       Terrile
¨       Valdettaro
¨       Valdettaro


Las Luchas


Los reclamos obreros muestran una preocupación constante por las condiciones de trabajo, las formas de contratación, la estabilidad laboral, las condiciones de salubridad, régimen laboral (capataces, etc.), la desigualdad entre el trabajo masculino y femenino, la explotación laboral infantil, etcétera. En las primeras décadas del siglo XX, las huelgas como medidas de fuerza resultaron muy efectivas, sobre todo para los sectores vinculados al puerto o a los transportes ferroviarios ya que sus efectos eran temibles por el impacto sobre una economía fuertemente dependiente del exterior. Sin embargo, su extensión y eficacia eran muy dispares regionalmente, y aún localmente, de acuerdo al tipo y tamaño de los establecimientos. Esto reflejaba, a la vez, las desigualdades regionales de la Argentina, donde por ejemplo, el salario en dinero de curso legal en Buenos Aires era un lujo al que no podían aspirar los obreros yerbateros de Misiones.

La élite gobernante, con matices, percibió al movimiento obrero como una amenaza, no sólo contra el Estado, sino sobre todo contra el orden social y político imperante. La primera reacción fue la represión lisa y llana, por ejemplo con normas como la Ley de Residencia (1904) y la aplicación del estado de sitio para detener los conflictos. Sin embargo, en paralelo a esta dureza comenzaron a desarrollarse políticas que buscaban la inclusión política de los obreros, y mecanismos de regulación de las condiciones de trabajo.

En 1907, fue creado el Departamento Nacional del Trabajo, que debía investigar y regular los conflictos gremiales. Entre 1917 y 1921, durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen, se produjeron 965 huelgas; fue uno de los períodos de mayor conflictividad de la historia argentina.
El gobierno radical de aquella época, tuvo con el movimiento obrero una política pendular, consistente en negociar cuando el conflicto era visible públicamente y reprimir, sobre todo en las regiones más aisladas de los centros urbanos. Un esquema similar se reproducía, respectivamente, si los conflictos eran de gremios “sindicalistas revolucionarios” o anarquistas. Al mismo tiempo, sin embargo, buscó profundizar las atribuciones del Departamento Nacional de Trabajo, otorgándole funciones de árbitro y policía laboral. Pero aún esos vaivenes fueron vistos como complacencia hacia los agitadores por la élite dominante, que actuaba en forma intolerante y como una verdadera corporación frente a los reclamos obreros.

La crisis económica de aquellas épocas (entre otros motivos, por el agotamiento del modelo agroexportador y el impacto de la revolución bolchevique de 1917), llevaron a la oligarquía y el gobierno a un endurecimiento de la represión (siendo la Semana Trágica y los sucesos de la Patagonia sus más dramáticos testimonios). Miembros de la élite –a través de la Liga Patriótica- organizaron guardias blancas que persiguieron y asesinaron huelguistas con el apoyo de las fuerzas de seguridad.

El balance del sindicalismo hasta 1930 es el de un movimiento aislado políticamente del resto de la sociedad, tanto por cuestiones culturales como ideológicas. A pesar de esta situación, el movimiento obrero logró, a pesar de sus diferencias, una gran cohesión en la lucha.
La Primera Huelga bancaria fue decretada por los empleados del Banco Provincia de Buenos Aires en 1919, reiterando el pedido por el Régimen Jubilatorio efectuado ya desde 1912, entre otros objetivos que fueron presentados al Directorio del Banco en un petitorio. Esta huelga fue dirigida por un Consejo Central de carácter provisional, llamado Consejo Central de la Asociación empleados de Banco. En la Resolución del Directorio del Banco Provincia, reconoce a estos representantes. Así lo manifiesta el libro de Actas del Banco Provincia de Buenos Aires, de Abril de 1919, en el Art. 3º:

La Segunda sucedió en 1921, cuando los empleados del Banco Provincia de Buenos Aires, alentados por el ejemplo de los Ferroviarios y Empleados Civiles, que habían concretado su sistema previsional, iniciaron la medida de fuerza que no logró su objetivo, pero sí su correspondiente cuota de cesantías.

Estos fueron quizás los primeros antecedentes de lucha de los trabajadores bancarios, los que seguramente resultaron claves para alentar la necesidad de organizarse. Así, el 6 de Noviembre de 1924, se concretó la fundación de nuestro gremio, con el objetivo prioritario de defender los derechos de los trabajadores y promover una mejor calidad de vida para ellos. Desde aquellos días, la Asociación Bancaria ha registrado un largo historial de luchas que se irán documentando en este sitio para recordar los momentos más cruciales de la historia bancaria y a todos aquellos compañeros que solidariamente se despendieron de sus propias pretensiones y lucharon por el bienestar del resto de los trabajadores.


Primeras Luchas


Primeros movimientos reivindicativos: 1912 / 1919 / 1921
La primera huelga bancaria fue impulsada por los empleados del Banco Provincia de Buenos Aires en abril de 1919, reiterando los reclamos efectuados en 1912, entre otras demandas presentadas al Directorio del Banco en un petitorio, como garantías para la estabilidad del trabajo. Esta huelga fue dirigida por una Consejo Central de carácter provisional, llamado Consejo Central de la Asociación de Empleados de Banco. En la Resolución del Directorio del Banco Provincia se reconoce a estos representantes. Así lo manifiesta el libro de Actas del Banco Provincia de Buenos Aires, de abril de 1919, en el Art. 3º:
La representación personal del Banco ya mencionada en los artículos anteriores, es considerada como un medio conveniente y útil para la buena Administración y para la solución de las cuestiones relacionadas con la aplicación de los reglamentos. Sin embargo, el banco rehúsa tratar con personas ajenas al personal.

El Directorio se cuidaba así de la politización del reclamo, pero cedía en un punto fundamental: la inédita integración de los empleados en una comisión mixta encargada del seguimiento y estudio de los legítimos reclamos. Junto con este reconocimiento, los trabajadores obtienen aumentos salariales y un primer escalafón de remuneraciones.

Huelga del Banco Español del Río de la Plata. 1919
Este conflicto de los empleados de banco, prolongado en tiempo, que ha sufrido la Casa central y diecisiete sucursales del Banco Español del Río de la Plata, a partir del 9 de Mayo de 1919, por mejoras salariales, jornada laboral y horas extraordinarias, ha tenido gran eco en el medio gremial y apoyo de la FORA, que promovió un boicot contra la entidad financiera, pasando una circular a todos los sindicatos, indicando la necesidad de que los 307.000 obreros agremiados retiren sus fondos del Banco Español. Diferentes gremios adhirieron al boicot.

La huelga se extendió durante 48 días. Los huelguistas se reunían en el Centro de Almaceneros, sito en Sáenz Peña 242.

Durante este lapso la entidad bancaria fue reiteradamente descubierta por el Departamento Nacional del Trabajo, infringiendo la ley del descanso dominical y hasta el feriado del 25 de Mayo.

Con motivo de difundir las noticias del conflicto y contrarrestar la propaganda negativa de los perioditos oficiales, se editó el primer órgano de difusión, denominado "La Verdad", el 13 de Junio de 1919.

Con motivo de realizarse el Congreso Extraordinario de Organizaciones Gremiales, en la Capital Federal los días 28 y 29 de Junio de 1919, la FORA, invitó a enviar un representante del personal de Bancos. Fue elegido para concurrir el ciudadano Virgilio Balbi.
Para socorrer económicamente a los empleados en conflicto, compañeros de otros bancos contribuyeron a formar un fondo de huelga, y la Asociación de Empleados de Banco, organiza funciones teatrales a total beneficio de los huelguistas.
La segunda huelga los empleados del Banco de la Provincia de Buenos Aires, se produjo en 1921. Los trabajadores alentados por el ejemplo de los Ferroviarios y Empleados Civiles que habían concretado su sistema previsional, iniciaron la medida de fuerza. No se alcanzaron los objetivos, y por el contrario se sufrió la cesantía de varios huelguistas.


Hitos y Logros de la Asociación y los Trabajadores Bancarios


La fundación de la Asociación Bancaria Nacional en 1924 constituye así un hito dentro de un proceso histórico que comienza con las primeras formulaciones evidentes de una organización autónoma de los trabajadores bancarios, en 1912, 1919 y 1921, y que culmina con la edición del primer Boletín, el 31 de julio de 1928. La expresión escrita y orgánica de las ideas, programas y objetivos de un grupo social señala que ese grupo ha formado una identidad y posee ya una conciencia de sí y de sus intereses como particulares y específicos dentro de la sociedad. Es en este sentido que la publicación desde 1928 del Boletín de la Asociación puede ser vista como un verdadero logro porque marca la culminación del proceso formativo de la Asociación Bancaria iniciado en l924.

El Boletín de la Asociación Bancaria Nacional
El 31 de julio de 1928 se dicta la primera publicación orgánica, de carácter mensual: el Boletín de la Asociación Bancaria Nacional, con una primera tirada de 8.000 ejemplares de distribución gratuita para el personal bancario. Ese año las oficinas se habían mudado a la calle 25 de Mayo 140. A mes siguiente la tirada alcanzaría los 12.000 ejemplares.

La Caja de Jubilaciones y Pensiones Bancarias
El 16 de Julio de 1928, la entidad fue reorganizada y quedó constituida su primera Junta Directiva para presentar ante la Caja de Jubilaciones y Pensiones Bancarias.

Esta caja fue creada el 5 de diciembre de 1929 por la ley 11.575 dictada por el Congreso Nacional, la primera en normar las jubilaciones bancarias. Esta ley fue aprobada luego de un proceso de gestiones de los dirigentes bancarios ante el presidente de la república, Hipólito Yrigoyen, y los legisladores. Por ella, se permitía a los Bancarios manejar sus propios fondos en beneficio de la clase pasiva.
Al sexto año de acumulación de aportes comenzaron a volcarse a Jubilaciones, créditos personales e hipotecarios para la compra de viviendas. Este mecanismo funcionó aceitadamente hasta finales de los años 60, cuando mediante la ley 17.575 el Estado agrupó esta caja junto con otras cajas nacionales bajo la órbita del Ministerio de Bienestar Social. Más tarde, los gobiernos autoritarios eliminaron el aporte patronal con la excusa de transferirlo a los sueldos de los trabajadores; la inflación primero y la indexación después, devoraron rápidamente esta transferencia.

Estabilidad y Escalafón
El paso siguiente en la preocupación de los dirigentes bancarios, era obtener la estabilidad y el escalafón. Para ello se asociaron con otras entidades formando una Intersindical llamada “Comité Gremial Pro Reforma del artículo 157 del Código de Comercio”, junto con la Confederación General de Empleados de Comercio, la Asociación de Viajantes de Comercio, la Unión Cortadores de Confección y la Asociación de Empleados de Farmacia. El comité estaba dirigido por A. Borlenghi, J. Argaña, L. Amodio, C. Barreiro y Alejandro García. El objetivo consistía en lograr que el despedido tuviera un preaviso de la medida y una indemnización suficiente para poder sostenerse mientras buscase otro empleo. La campaña duró tres años, y en ella el Comité demostró una intensa capacidad de gestión parlamentaria. En junio de 1932 se presentó un proyecto, que luego sirvió de base al estudio que realizó la Comisión de Legislación, cuya redacción final mantuvo la indemnización por despido o fallecimiento, y agregó el pago por enfermedad, el aguinaldo, las vacaciones pagas y el preaviso, actualizando así los artículos 154 a 160 del Código de Comercio de 1889. La iniciativa prosperó y, finalmente, el 27 de septiembre de 1934, se promulgó la Ley 11.729.
La promulgación de la ley de Estabilidad y Escalafón significó un avance decisivo en la institucionalización de las relaciones laborales entre el Estado, los empleados bancarios y las empresas particulares, las afiliadas a la Caja Nacional de Jubilaciones Bancarias y las de crédito, capitalización y ahorro. Desde entonces, una comisión integrada por tres representantes de las empresas, tres de los empleados, el gerente general del Banco Central, el presidente del Departamento Nacional del Trabajo y el subsecretario del Ministerio de Hacienda (presidiendo la comisión), tiene por finalidad asegurar la estabilidad del personal, fijar el escalafón de sueldos, regular las licencias, las vacaciones, los despidos, el salario familiar y todos los conflictos que puedan surgir entre los actores del sistema. En 1948 se extiende el escalafón a los empleados de los Bancos de Crédito.

La Caja Mutual
Otro ejemplo del fortalecimiento de la organización es la creación de la Caja Mutual en 1939, que tuvo por objetivo ampliar y mejorar los servicios de asistencia médica y odontológica, dar subsidios por fallecimiento, la creación y mantenimiento del sanatorio bancario, gestionar préstamos hipotecarios en efectivo, y la creación del Panteón Bancario, por una cuota mensual de 30 centavos. Estas medidas fueron decisivas en la elevación del estatus social de los empleados bancarios. Frente a salarios bajos y al fantasma del desempleo, la AB debía proporcionar seguridad y pertenencia.

En 1947, con posterioridad al proceso de nacionalización del BCRA, la entidad inicia una reestructuración dentro de la cual se propone dedicar una parte de sus recursos económicos y organizacionales hacia la “Acción Social”. La misma se hallaba enmarcada en el Primer Plan Quinquenal del gobierno peronista (1947-1951). En la Memoria del BCRA por esos años se dedica por primera vez desde su creación en 1935, un capítulo dedicado a la acción social de la entidad sobre la organización gremial de los empleados bancarios. En este sentido se proyecta la creación del "Departamento de Servicio Social Interbancario" que actuaría sobre los aproximadamente 36.000 empleados afectados al servicio bancario por ese entonces.


La Necesidad de Organizarse


Los primeros intentos de unión de los empleados bancarios fueron impulsados por un socialismo intelectualizado que aspiraba a una fraternidad de clase, y no a una revolución social. Ya desde 1908, hacen gestiones para obtener un régimen que les permitiera jubilarse a los 30 años de servicio.

Si bien hay antecedentes de acciones gremiales previas, es la huelga bancaria llevada a cabo por los empleados del Banco de la Provincia de Buenos Aires, en 1919, la que reclamando ese régimen jubilatorio, consigue el primer escalafón bancario y siembra el afán de aunar esfuerzos dirigidos a conseguir el bien común, y a crear conciencia sindical.

El año 1923, les brinda una oportunidad óptima: lograr la aplicación y el asesoramiento de la Ley 11.232, que creaba la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Empleados de Empresas Bancarias. La posibilidad de alcanzar este beneficio futuro animó a un grupo de empleados bancarios a unirse y firmar el Acta Fundacional de la Asociación Bancaria Nacional, el 6 de Noviembre de 1924.

En 1928 logran la participación en el Directorio de dicha Caja, creada por la Ley Nº 11.575, y en los primeros años que siguen a la fundación se concretaron varios logros en materia asistencial y cultural: servicio médico, análisis clínicos, farmacia, óptica, fotografía y cursos en el segundo piso de la Calle Victoria 434 (actual Hipólito Irigoyen).

El Golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional de Hipólito Irigoyen en 1930, aceleró el proceso de unidad sindical, derivando en la Creación de la CGT.

El 9 de Abril de 1932, el gobierno otorgó la Personería Jurídica a la Asociación Bancaria.


El Trabajo Bancario


La aparición de la Asociación Bancaria, es relativamente tardía con respecto del sindicalismo en general por dos razones concretas: La intransigencia y actitud reaccionaria de la patronal y la falta de conciencia de clase de muchos empleados que se ubicaban en una actitud elitista.
A pesar de ello, la actividad era dura, y se cometían atropellos, especialmente en el cumplimiento del horario y en el trato con el personal.
Los bancarios entraban a trabajar todos los días a las 9.30 horas, y no tenían horario de salida. Si no se producían diferencias y los papeles estaban normales, con suerte, salían a la calle a las 18.30 horas; si no, la jornada se prolongaba hasta las 22 horas o hasta la madrugada, sin percibir nada en concepto de horas extras.

El horario de Atención al público era de 10 a 15 horas, excepto los sábados, que se trabajaba de 10 a 12.

No se conocían vacaciones y las tardanzas podían provocar una sanción y hasta el despido.

Los despidos contaban con el artículo 157 del Código de Comercio por toda defensa que regulaba en este aspecto. Esta situación hace que la Asociación Bancaria, en defensa de las fuentes de trabajo, encare una conjunción de esfuerzos con otros gremios, y allí surge el “Comité Pro-Defensa del artículo 157”, cuya junta ejecutiva integró un responsable bancario: el Sr. Alejandro García.

Con la promoción del Aguinaldo y la sanción de la Ley de Despido (11.729), se inició el proceso de integración con el resto de los trabajadores de la república.

Revolución Tecnológica y organización sindical

Párrafo de una entrevista realizada al Sr. Eduardo Berrozpe, Secretario de Prensa de la Seccional Buenos Aires. Año 2004.
Eduardo Berrozpe -  “La organización del trabajo dentro de cada empresa, y dentro de cada actividad, influye sobre la vida cotidiana de los trabajadores y sobre la organización sindical. Antes, el procesamiento de información relativa a la operatoria financiera se hacía sobre grandes libros de contabilidad, con pluma y sumando al margen. Se llevaba el libro caja, los libros de las diferentes cuentas, luego se pasaba al Mayor.  Más tarde aparecerían rudimentarias máquinas mecánicas, vinieron las electromecánicas, luego los sistemas de computación electrónicos, la informatización...

Hace ciento cincuenta años los documentos relativos a las transacciones eran transportados en veleros o por mensajeros a caballo, luego anticipados telegráficamente y transportados en tren, en vapor, en avión, más adelante aparecería el telex, para llegar a la fenomenal revolución tecnológica en materia de información y comunicaciones que caracteriza el último cuarto de siglo.

Esto tiene mucho que ver con la organización del trabajo, hace 80 años el trabajo con controles compartidos, y en equipo, era imprescindible para alcanzar eficacia, hoy el avance tecnológico, y la sustitución de una serie de operaciones simples hace posible la denominada polivalencia o poli funcionalidad. El mismo trabajador recibe al cliente, supervisa su identidad y su firma, procesa directamente en la PC las operaciones, y entrega el dinero. Antes cuando un trabajador realizaba una tarea: por ejemplo, pasar los comprobantes de crédito o débito en el libro de contabilidad, otros debían revisar que los asientos fueran correctos, es decir, supervisarlos. Había diferentes escalones de supervisión y diferentes formas de interrelacionarse en el trabajo, un gran número de trabajadores necesarios para llevar la contabilidad, trabajadores que, progresivamente, a medida que fue avanzando la tecnología se fue reduciendo.

Antes se trabajaba en equipo, hoy se trabaja en "en soledad" frente a una Terminal, en realidad se trabaja "en red", lo que supone que para la realización de las operatorias, uno depende cada vez menos del compañero, aparecen los cajeros automáticos, los "Call center" y se reduce la atención personalizada de los usuarios, aparecen la banca y el dinero electrónicos, las operaciones a través de las redes Internet e Intranet. Antes la mayoría de los trabajadores estaba afectada al procesamiento de documentos, de "papel", hoy los datos se consignan electrónicamente. Hoy en base a la revolución tecnológica, se trata que la mayoría de los trabajadores se oriente a la promoción y venta de servicios...

En fin, esta nueva realidad del trabajo bancario, relativamente nueva, implica fuertes cambios en nuestra vida cotidiana e influye en la forma de relacionarnos entre nosotros y en nuestra organización, aparecen nuevos problemas en materia de condiciones laborales."


Ley de Jubilaciones Bancarias


Evolución de la Ley Nacional de Jubilaciones Bancarias
La Ley 11.232, dictada en 1923, crea la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones de Empleados de Empresas Bancarias, y su aplicación sería el objetivo que nuclea a los empleados de Bancos, que en el afán de aunar esfuerzos fundan la  Asociación Bancaria Nacional, el 6 de Noviembre de 1924.

En 1925, se debe integrar el Directorio de la Caja Nacional de Jubilaciones y pensiones prevista por la ley 11.232. Estos cargos fueron disputados por dos agrupaciones, que más tarde, luego de finalizada esa pequeña campaña electoral, fueron paulatinamente esfumándose del escenario:
-Asociación Bancaria Nacional
-Liga de Empleados del Banco
 Finalmente, el 16 de Julio de 1928, la entidad quedó reorganizada y constituida su  primera Junta Directiva para presentar ante la Caja de Jubilaciones y Pensiones Bancarias.
El Boletín de la Asociación Bancaria Nacional, que comienza a editarse en 1928, lo  relata así, a los casi 5 años de promulgada la ley Nº11.232:
“en el lapso de tiempo que va desde su promulgación hasta la fecha, el personal de Bancos comprendido dentro de esta ley, no ha salido de la apatía e indiferencia que lo caracteriza, ni ha formado una entidad permanente que contemple su situación, dentro de los derechos e intereses que le confiere dicha ley.

En los primeros meses de 1925 parecía que un movimiento de opinión sacaba de su marasmo a los empleados bancarios para interiorizarse por la ley, mas no fue así. Estaban frente a frente dos agrupaciones: la Asociación Bancaria Nacional y la Liga de Empleados de Banco para disputarse el triunfo de sus respectivos candidatos, que debían integrar el Directorio de la Caja.

Aspiraciones personales motivaron esta división y causaron, por reflejo, más indiferencia, si cabe, y decepción a los empleados, que hubieran anhelado un frente único y el principio de una armoniosa colaboración entre los directores.”

“Las agrupaciones citadas, después que hubo pasado esa pequeña campaña electoral, fueron paulatinamente esfumándose del escenario para ir a vivir una vida precaria y romper el contacto que los ligó momentáneamente al personal.”

En 1930, una delegación de la Asociación Bancaria, concurrió a una audiencia con el Presidente Hipólito Irigoyen, para agradecer el apoyo a la sanción de la ley de Jubilaciones, que después de demorarse por más de 5 años, fue obtenida a los 3 meses de haber entrevistado esta Asociación al Señor Presidente solicitando su intervención. Manifestaron en esta ocasión la urgencia de  aprobar su reglamentación y lo obsequiaron con una colección de Boletines editados por esta Asociación.

Finalmente, la caja fue creada en 1929 por la ley Nacional 11.575, que permitía a los Bancarios manejar sus propios fondos en beneficio de la clase pasiva. Al sexto año de acumulación de aportes comenzaron a volcarse a Jubilaciones, créditos personales e hipotecarios para la compra de viviendas. En 1944, por un decreto del poder ejecutivo crea el Consejo Nacional de previsión Social, se intervinieron las cajas de jubilaciones y se disolvieron sus directorios. En lo que respecta a la Caja de Jubilaciones y Pensiones bancarias, se designa interventor al Doctor Oscar Meana.

En el mismo año la Ley 23.682 cambia la denominación de la Caja Bancaria por la de “Caja Nacional de Jubilaciones del Personal de Empresas Bancarias, de Seguros, Reaseguros, Capitalización y Ahorro”.

Pero, a fines de los años 60, por la ley 17.575, el Estado agrupó esta caja y otras cajas nacionales con la mala administración del entonces Ministerio de Bienestar Social, los gobiernos totalitarios eliminaron el aporte patronal con la excusa de transferirlo a los sueldos de los trabajadores, y la inflación primero, la indexación después devoraron rápidamente esa transferencia.

Mientras duró la Caja Nacional de Jubilaciones Bancarias, la convocatoria a elecciones de directores representantes de los empleados se publicaba en el Boletín oficial y comunicaba a las empresas. Todos los empleados contribuyentes a la caja tenían voto, y con ellos se elaboraba el Padrón de Electores. Estos padrones se distribuían en las empresas afiliadas (Casa Central y Sucursales y debían se colocados en lugar visible al personal).

Para el acto eleccionario se aplicaban  todas las disposiciones concernientes a la Ley de elecciones Nacionales. Las listas de candidatos debían imprimirse en papel blanco de tamaño de 12x20cm. Cada afiliado tenía una libreta electoral, que era el documento que les  permitía concretar el trámite.

Con la reestructuración del Sistema Jubilatorio Argentino, por la ley 17.575, el 21 de Diciembre de 1967, se unifican las Cajas de Previsión en tres grandes grupos: Estado, Industria y Comercio y Autónomos.

En Diciembre del 68, la ley 18.037 modificó la movilidad del sistema anterior (82% y 75%), y en esta reestructuración el Estado afectó los fondos disponibles de las Cajas de Previsión, para nunca reintegrarlo y producir la descapitalización de las reservas.


Hacia la Integración Nacional


Por un decreto del Poder Ejecutivo, en 1934, se prohíbe el uso de la palabra “Nacional” en toda institución que no sea estatal, por esta razón la Asociación pasó a denominarse:

ASOCIACIÓN BANCARIA (SOCIEDAD DE EMPLEADOS DE BANCO)

Sus gestiones, en ese momento, estaban dirigidas a conseguir la ley de Escalafón y Estabilidad.

Con el Convenio firmado con la Asociación Bancaria de Córdoba, en 1936, la primera Asamblea y el primer Congreso Nacional Bancario en 1939, se afianzó la integración nacional.

Al llegar el Coronel Juan Domingo Perón al Departamento de Trabajo, por decreto, este se transformó en la Secretaría de Trabajo y Previsión, marcando el comienzo de la política social en la Argentina y con su ascenso a la Presidencia.

En 1947, la Asociación Bancaria logró la Personería Gremial, extendiendo su actuación a todo el territorio de la Nación y su incorporación a la CGT.

Durante el gobierno Justicialista, la Asociación Bancaria se encamina en un proceso de politización, similar al de la mayoría de los gremios en esa época y al amparo del Estado  nace el profesionalismo sindical.


Beneficios de los Afiliados


Se concretan varios logros en materia asistencial y cultural: servicio médico gratuito, análisis clínicos, farmacia, óptica, fotografía, cursos de extensión bancaria, de inglés, francés, italiano, alemán, taquigrafía, matemáticas y contabilidad general.

Se inaugura la atención médica a cargo del Dr. Raúl F. Oleaga con consultorio en la calle 24 de Noviembre 441.

Se crean Servicios Médicos externos por zonas durante las 24 horas, para facilitar a los asociados, la atención medica con tarifas accesibles. Para sostener  este servicio, se recurrió a festivales a beneficio con la colaboración de diferentes artistas.

La  educación encontró su espacio en el Sindicato. Con la expansión de la Modernidad, y una de sus máximas expresiones, el Sistema Educacional, la apetencia por la instrucción aparecía singularmente potenciada. Ella se había incorporado a las expectativas hasta de los sectores más bajos de la población con una decisiva fuerza motivacional impulsada por el reconocimiento movilizador, en el marco de una estratificación cada vez más abierta. De ahí, la reverencia por la cultura superior, la pasión por los libros y la literatura de todo tipo (aún aquella de alta categoría), el entusiasmo por las conferencias y el gusto por el teatro.


Ley de Estabilidad Bancaria


Ley de Estabilidad y Escalafón: En 1938, se profundizan las demandas por   reivindicaciones. La Asociación Bancaria agiliza las gestiones para lograr el dictamen parlamentario sobre el proyecto de Escalafón y Estabilidad, lo que motiva una ardua campaña en los Diarios. El gremio inicia la movilización que se concreta con en una masiva Asamblea en el Salón Augústeo, con la concurrencia de más de  tres mil bancarios, que afirman su lucha por la ley que otorgue  seguridad en el empleo. Además de gestiones ante el parlamento y los poderes públicos, mensajes de miembros de la Junta Directiva se difundieron por un espacio radial en Radio L. S. 11, Emisora Oficial de la Provincia de Buenos Aires.

En la obra teatral “Cajero”, del escritor Martelli Mazza, en la audición “Brochazos de Glostora”, que se irradiaba por Radio el Mundo, también se resaltaba la responsabilidad que asume un empleado de Banco en su rol de cajero. Un espacio en Radio Exelcior, durante 1940 fue el encargado de difundir las actividades de la Asociación Bancaria y reclamar la vigencia de la Ley de Estabilidad.

La ley obtiene Despacho favorable en 1939 adquiriendo categoría legal, pero no su reglamentación. Adquiere su plena vigencia en 1946.


La Personería Gremial


La Personería Gremial es obtenida el 27 de marzo de 1947, extendiendo su actuación a todo el territorio nacional, y lleva el nº 46. Es una calificación legal, que la Secretaría de Trabajo y Previsión concede a las asociaciones sindicales que resulten más representativas dentro de una actividad, oficio u profesión. Esta resolución es constitutiva y  confiere a la Asociación Sindical la capacidad especial para ejercer la representatividad profesional y territorial. Cumplimentado este paso la Asociación Bancaria se incorpora a la CGT.


La Personería Jurídica y Tribunal Arbitral

La Personería Jurídica se había obtenido el 9 de abril de 1932, cuando las oficinas se mudaron a Victoria (luego Hipólito Yrigoyen) 434, 2° piso. Se inauguró un registro de adherentes con una cuota social (de un peso), cuyo cobro se realizaba personalmente, y se aprobó el primer estatuto. Ese mismo año se creó el Tribunal Arbitral, compuesto por representantes de las empresas, del Departamento Nacional del Trabajo y de la Asociación Bancaria. Entre 1932 y 1936 se realiza una campaña sobre el proyecto de escalafón y la jornada de sábado inglés.

En 1938 se intensifica la lucha por mejorar la Ley 11.575, frente a la cual se pronuncian, en contra de las demandas del gremio, diversos periodistas provenientes del conservadurismo dentro de la opinión pública mediante artículos en La Nación y La Prensa. El gremio organiza una asamblea en el Teatro Augusto a la que concurren más de 3000 trabajadores bancarios. Los legisladores de la mayoría de los partidos se pronuncian a favor de la Ley, y gracias a una serie de mediaciones entre las que tuvo protagonismo Monseñor D’Andrea, se logra sancionar en 1940 la Ley 12.637, que será reglamentada recién en 1946, tras seis años de paciente lucha. Este es un ejemplo más de las sucesivas batallas públicas, legales y políticas que el movimiento de los trabajadores bancarios debió plantear para alcanzar sus conquistas laborales. En un difícil escenario institucional –durante una época bautizada más tarde como “década infame”, atravesada luego por un golpe militar- los bancarios apostaron a la organización, el esfuerzo conjunto y la diversificación de estrategias para imponer sus legítimas demandas.


Patrimonio Social


Desde sus comienzos, la Asociación Bancaria asumió que la tarea de defender los derechos de los trabajadores no era excluyente de otras expectativas que pudieran tener los trabajadores bancarios y por lo tanto, ésta representación debería ser abordada desde todos los ángulos posibles: cultural, educativo, salud y social, Desde las expresiones artísticas tradicionales, el esparcimiento, los cuidados de la salud, la formación profesional y personal, entre otras, han ocupado un espacio importante de la trayectoria de nuestra institucional sindical.
En 1930 se crea El Hogar Bancario destinado a la concreción de la vivienda propia, el sistema, con distintas realidades continuó a través de los años.

En 1940, un sueño comienza a hacerse realidad, cuando se coloca la piedra fundamental de la Colonia de Vacaciones Florentino Guillermón, en Córdoba, llamada así en homenaje a quien en 1938, falleciera mientras ejercía la presidencia de la Asociación y había sido uno de sus impulsores. De este modo, se marca un rumbo que continuaría con los hoteles de Mar del Plata, Gesell, Buenos Aires y Bariloche.
La acción gremial siempre estuvo rodeada de emprendimientos culturales y sociales. El Teatro de los bancarios, tuvo destacados resultados, con presentaciones en público en el Salón Lasalle, en el Teatro Nacional de Comedias y también en los teatros independientes.
En 1950 se llega a la casa propia con la adquisición del edificio de la sede central en Reconquista 331, que pertenecía al Banco Sirio Libanés. Durante ese año, se crea la Dirección General de Servicios Sociales Bancarios, que luego se convertiría en el Instituto de Servicios Sociales Bancarios y sería un ente autárquico.

El Instituto de Servicios Sociales Bancarios no hizo sino crecer en cantidad de afiliados y oferta de servicios, más allá de los duros avatares políticos. Esto lo convirtió en uno de los éxitos más sólidos y envidiables del sindicalismo argentino y latinoamericano, por extensión y excelencia. En 1969 se estimaba en 280.000 personas los beneficiados por el ISSB, de las cuales el 60% se hallaba en la Capital Federal y el 40% en el resto del país y en Paraguay, Bolivia, Brasil y Uruguay.

Los servicios prestados por el ISSB reflejan el elevado grado de avance obtenido por los trabajadores organizados en la Argentina de mediados del siglo XX. A los modernos Policlínico Bancario de la avenida Gaona 2197 y el sanatorio de Córdoba, en la calle San Martín de Porres, se sumaba una red de consultorios situados en los edificios de instituciones como los Bancos Nación, Central, Hipotecario e Industrial, la Caja de Ahorro y la propia Asociación Bancaria, y en Córdoba, Rosario, Mendoza, San Juan, La Plata y Tucumán. Un servicio de proveeduría de diversos tipos alcanzaba a todo el país, y un sistema de créditos asistía a los trabajadores bancarios para los asuntos más importantes de la vida: nacimientos, casamientos, enfermedades y fallecimientos, así como créditos escolares, para vacaciones, fianzas y alquileres. La enumeración alcanza para vislumbrar la importancia de la organización social a la hora de proporcionar los recaudos básicos de la vida del trabajador.


Villa García, el sueño de la Colonia de Vacaciones


Pedro de Mestral, Secretario de la comisión de vacaciones, dice en el Boletín Acción Bancaria Nº. 162, de Enero de 1937, en su Pág.10 : “(...) nuestra Junta Directiva encargó a esta Comisión la creación de nuestra primera colonia de vacaciones, a fin de que en ella (lejos de la mezquindad cotidiana oficinistica) puedan los bancarios todos descansar su espíritu, renovar sus fuerzas, templar en plena libertad su voluntad y anhelos generosamente humanos.”

 La colonia sería bautizada con el nombre de “Florentino Guillermón” quien en Abril de 1938, había fallecido mientras ejercía la presidencia de la Asociación. En 1940 se colocaría la piedra fundamental del edificio de la Colonia, en Córdoba, contando con la presencia del gobernador de esa provincia Dr. Amadeo Sabattini, que fue nombrado padrino de la ceremonia junto a la Sra. María Palomo, Viuda de Guillermón. En la ocasión habló el presidente de la Asociación Bancaria, el Sr. Manuel P. Varela, que destacó el apoyo de todos los bancarios de la República. Para la construcción de las instalaciones de la colonia se presentaron tres proyectos arquitectónicos: “Achalay”, de los arquitectos Ricardo C. Gabrici y Tito Ciocchini; “Pica” de los arquitectos R. Verra Narros y Abel López; y “Clearing”, por los arquitectos Orestes C. Luisi, en representación de la firma Louis Newbery, Thomas y Bonet. El edificio se habilitó el 27 de Diciembre de 1943.


El Instituto de Servicios Sociales Bancarios (ISSB)


1950: Creación de la Dirección General de Servicios Sociales Bancarios: Surge por la ley 13.987 de Octubre de 1950, elaborada con la colaboración de la Asociación Bancaria. Estos Servicios Sociales serian dependientes del Ministerio de Finanzas, pero con autarquía económica y recursos propios, dirigida por un consejo de Administración. Fue obtenido tras el conflicto de índole salarial de 1950, por una decisión del gobierno de Perón, motorizado por Eva Perón,(Intercedió ante la Embajada de España, para la venta del policlínico Español que se halaba en construcción) donde el Estado cedió la Policlínica Bancaria,, ubicada en la intersección de las calles Gaona y Donato Álvarez.

Durante la intervención de la Asociación Bancaria en 1955, la ley 13.987 será derogada, y el organismo pasara a denominarse Instituto de Servicios Sociales Bancarios, ente autárquico e independiente del Ministerio de Hacienda.

El 8 de octubre de 1964, se firma un acuerdo entre las autoridades de Servicios Sociales por el cual el Instituto proporcionaba los profesionales, el personal y los servicios, mientras que la Asociación cedía el instrumental y varios locales.

La conducción del Instituto de Servicios Sociales Bancarios: En 1971, un decreto oficial dispone el traspaso de los Servicios Sociales del Ministerio de Hacienda al Ministerio de Bienestar Social, poniendo al Sr. Jorge Cesar Minvielle (del Banco de Italia y del Río de la Plata) como presidente del Instituto. Por la carta orgánica del año 70, el gremio alcanza la conducción del Instituto, ya que el presidente es nombrado por el Poder Ejecutivo a propuesta de la Asociación Bancaria, el Vicepresidente designado por el Poder Ejecutivo a propuesta del Ministerio de Bienestar Social, luego siguen 10 directores, 5 por la Asociación, 4 por las entidades empresarias y uno nombrado por el Estado.

Con el acceso del gremio a la conducción del Instituto de Servicios Sociales Bancarios, con el Sr. Cesar Minvielle como presidente, su acción social se vuelve más amplia abarcando al turismo, la ampliación del número de Proveedurías en el interior del país, servicio jurídico y subsidios por enfermedad, casamiento, nacimiento u fallecimiento a los afiliados. En 1974 se inauguran Cooperativas de las Seccionales: Catamarca el 8 de Junio, Tres Arroyos el 15 de junio, Rosario el 19 de junio, Trelew el 13 de Agosto, Bahía Blanca el 6 de Septiembre, Corrientes el 25 de Octubre, Mar del Plata el 9 de Noviembre y Río Cuarto el 23 de Noviembre.

La multitud de servicios prestados por el ISSB, hizo necesario que la Revista Apertura, en 1973, publicara esta referencia:
“Manual para el buen uso de ISSB: La amplitud y complejidad de servicios que brinda a los compañeros el ISSB, hace imprescindible una “guía” que oriente al afiliado por los distintos vericuetos de ese verdadero “monstruo” que es el ISSB.. Esta nota intenta acercarle una serie de datos esenciales que le permitan ubicarse rápidamente con respecto a donde recurrir para lograr la prestación de una serie de servicios:
Direcciones para tener en cuenta:
San Martín 10: Créditos (Personal, para compras en nuestras proveedurías y en las Cooperativas bancarias del interior, y la utilización de planes de descanso y recuperación)
Tesorería (Cobros y pagos en general)
Afiliaciones (todo trámite)
Avenida Pte Roque Sáenz Peña 501: (Consultorio jurídico)
Maipú 169: Subsidios por fallecimiento, nacimiento, casamiento y enfermedad
Turismo (planes de descanso y recuperación)
Reintegros (en Capital Federal y Zonas Suburbanas)
Avda. Rivadavia 2258: Interior (división Documentación) Reintegros y odontología.
En 1976 se produce la intervención del ISSB: que se normaliza en 1983, mediante una Comisión Normalizadota. Durante la Intervención militar, el ISSB que funcionaba en Calle San Martín 10, se traslada al nuevo edificio inaugurado en la intersección de las calles Viamonte y Libertad.

El ISEB (Instituto Superior de Estudios Bancarios): Su historia se remonta a Marzo de 1976, cuando el Ministerio de Educación aprobó la Universidad Sindical Bancaria, otorgando un año para su funcionamiento efectivo bajo la responsabilidad del Instituto de Servicios Sociales Bancarios (ISSB). La intervención militar del gremio, en ese mismo año, no llevó adelante este proyecto y decayó la autorización. Las gestiones para su creación comenzaron nuevamente ante el Ministerio de Educación en 1984, pero será el XX Congreso Nacional Bancario el que se fije este objetivo prioritario, para arribar a su inauguración en el Salón Malvinas Argentinas de la Asociación Bancaria, el 20 de Octubre de 1993. Su funcionamiento comienza en el Edificio de Scalabrini Ortiz 2886, con la Escuela de Administración y Técnicas Bancarias y la Escuela de Salud y Seguridad Social. En el mismo edificio funciona la Escuela de Enfermería del ISSB. El 28 de Diciembre de 1993, el Secretario General de Asociación Bancaria, Dr. Juan José Zanola y el Decano de la Facultad de Economía de la UBA, Leopoldo Portnoy, firman un convenio de asistencia Técnica de la Universidad al Sindicato y en 1994, otro entre el ISSB de Córdoba con la Universidad Nacional de esa misma provincia.
En 1995, el decreto 263 derogó el aporte especial que hacían los bancos por ley 19322 (en su art. 17 establece que las entidades financieras deben aportar el 2% sobre comisiones e intereses de préstamos bancarios). La desregulación de las obras Sociales ofrece medicina prepaga a los empleados bancarios.

Marzo de 1996, fue disuelto el ISSB. Esta decisión y la de eliminar el aporte previsto por el artículo 17, inciso f, de la ley 19.322, que sólo podría ser adoptada mediante una ley sancionada por el Congreso, fue adoptada por decreto. El gremio se movilizó y logró que derivara en la intervención del Poder Ejecutivo. Esta intervención impuso el retiro voluntario. Se trató de un plan que pretendió dejar en manos de empresas privadas todo lo referente a la atención sanitaria de las franjas laborales.

El mencionado artículo 17, establece que las entidades financieras deben aportar el 2 % sobre comisiones e intereses de préstamos bancarios. El 50 % de ese porcentaje se destinaba a la OSBA, y la otra mitad la recibía la Administración Nacional del Seguro de Salud (ANSSal), que lo distribuye entre las demás obras sociales sindicales. El gobierno sostiene que el aporte quedó sin efecto al disolverse el ISSB, y se niega a reconocer a “Solidaridad” como el organismo sustituto. La obra social obtuvo fallos que establecen la intangibilidad de ese aporte y disponen que los bancos deben seguir haciéndolo.

Febrero de 1997: Constitución de la OSBA “Solidaridad”: Con sede central en 25 de Mayo 182 y Sucursales en todas las provincias. El Poder Ejecutivo abre paso a la Constitución de la Obra Social de los Bancarios, que como continuadora del I.S.S.B., es una imposición gubernamental, asumida por el gremio como forma de preservar la atención de los bancarios, tanto activos como pasivos. El Secretario General del Gremio, Juan José Zanola, asume la responsabilidad gerencial.

El Decreto 446/00 de desregulación de las obras sociales, sujeta los sistemas de Salud a los vaivenes del Mercado. La destrucción de las obras sociales sindicales, es una forma de ataque a las organizaciones gremiales, porque son parte del salario real del trabajador. Este decreto promovió el éxodo de funcionarios de más altos ingresos que pasaron a las pre-pagas de las patronales, perjudicando a sus compañeros de menores ingresos, por la violación de un principio básico de la medicina social: el que más aporta, cubre las necesidades de los que menos salario tienen.

Dice el Dr. Zanola (en reportaje para Bancario in-formación 1999): A partir de 1946 "la mayoría de los Sindicatos construyeron la obra social que pertenece al sindicato. No fue nuestro caso, que tuvimos un ISSB del estado pero autárquico, cuya conducción nos fue negada a los bancarios durante la mayor parte de su vida real". Luego de la liquidación del ISSB, recién entramos en el proceso de tener una obra social vinculada al Sindicato.”

1998: La Justicia Federal volvió a darle la razón a la Obra Social de los bancarios en un nuevo fallo, que dejó sin efecto el decreto del Poder Ejecutivo Nacional que cancelaba el aporte de los bancos a la obra social, porque el Poder Ejecutivo se niega a reconocer a Solidaridad como el organismo sustituto del ISSB.

El Instituto de Servicios Sociales Bancarios no hizo sino crecer en cantidad de afiliados y oferta de servicios, más allá de los duros avatares políticos. Esto lo convirtió en uno de los éxitos más sólidos y envidiables del sindicalismo argentino y latinoamericano, por extensión y excelencia. En 1969 se estimaba en 280.000 personas los beneficiados por el ISSB, de las cuales el 60% se hallaba en la Capital Federal y el 40% en el resto del país y en Paraguay, Bolivia, Brasil y Uruguay.

El ISSB se financiaba con el 2% mensual obligatorio del sueldo de cada empleado, más un aporte de los afiliados subsidiarios, el 2% mensual por empleado realizado por la empresa, el 2% del total percibido por las instituciones bancarias oficiales, mixtas y particulares en concepto de intereses y comisiones, las retribuciones percibidas por servicios prestados, las donaciones, legados y subsidios que se le acordasen y los intereses de valor público que poseía.

El Presidente y el Consejo de Administración eran designados por el Poder Ejecutivo. El Consejo de Administración estaba integrado por seis representantes: dos de los bancos oficiales, uno por los bancos mixtos y particulares, dos del personal de los bancos oficiales y uno por el personal de los bancos mixtos y particulares, estos tres últimos a propuesta de la Asociación Bancaria.

Los servicios prestados por el ISSB reflejan el elevado grado de avance obtenido por los trabajadores organizados en la Argentina de mediados del siglo XX. A los modernos Policlínico Bancario de la avenida Gaona 2197 (frente a Plaza Irlanda) en la Capital y el sanatorio de Córdoba, en la calle San Martín de Porres, se sumaba una red de consultorios situados en los edificios de instituciones como los Bancos Nación, Central, Hipotecario e Industrial, la Caja de Ahorro y la propia Asociación Bancaria, y en Córdoba, Rosario, Mendoza, San Juan, La Plata y Tucumán. Un servicio de proveeduría de diversos tipos alcanzaba a todo el país, y un sistema de créditos asistía a los trabajadores bancarios para los asuntos más importantes de la vida: nacimientos, casamientos, enfermedades y fallecimientos, así como créditos escolares, para vacaciones, fianzas y alquileres. La enumeración alcanza para vislumbrar la importancia de la organización social a la hora de proporcionar los recaudos básicos de la vida del trabajador.

Los asesores jurídicos de los afiliados fueron en octubre de 1955 el Dr. Caparrós, y luego, desde 1956, los Dres. Jorge Spada (Banco Central), reemplazado por Enrique A. Marí (también del Banco Central) quien ofició ese cargo hasta 1965. En 1963 se incorpora como asesor del Secretariado Nacional el Dr. Roberto Pifarré, y el 1 de junio de 1965, el Dr. Mario Martín Cutillo. La asesoría legal de la época atendía a los afiliados asesorándolos en materia laboral, civil, comercial, penal, en lo contencioso, etc. En 1956 los consultorios internos se integran al Instituto de Servicios Sociales Bancarios, pero tras la huelga de 1959, el Interventor Pietranera da marcha atrás y designa a un nuevo plantel.


El Hogar Bancario


La Sección Hogar Bancario se encargaba de tramitar prestamos destinados a construir su propia vivienda, combinados con un seguro de vida que cancelaba la deuda existente en caso de deceso del prestatario, pasando la vivienda a constituir un bien de familia. El Directorio constituyó una comisión especial para atender las diferentes iniciativas de reforma de los préstamos hipotecarios. Los representantes del personal: Los Sres. Bernardo Gago y Ángel Miel Asquía lo presentaron al directorio de la Caja de Jubilaciones Bancarias, que en 1943 comienza a llamarse Caja Nacional de Jubilaciones del Personal de Empresas Bancarias, de Seguros, Reaseguros, Capitalización y Ahorro.

En 1950, por este sistema se construyen los barrios de viviendas para bancarios, como “Villa Evita” en Mendoza, con préstamos del Instituto Nacional de Previsión Social.


La Caja Mutual


Otro ejemplo del fortalecimiento de la organización es la creación de la Caja Mutual en 1939, que tuvo por objetivo ampliar y mejorar los servicios de asistencia médica y odontológica, dar subsidios por fallecimiento, la creación y mantenimiento del sanatorio bancario, gestionar préstamos hipotecarios en efectivo, y la creación del Panteón Bancario, por una cuota mensual de 30 centavos. Estas medidas fueron decisivas en la elevación del estatus social de los empleados bancarios. Frente a salarios bajos y al fantasma del desempleo, la AB debía proporcionar seguridad y pertenencia.

En 1947, con posterioridad al proceso de nacionalización del BCRA, la entidad inicia una reestructuración dentro de la cual se propone dedicar una parte de sus recursos económicos y organizacionales hacia la “Acción Social”. La misma se hallaba enmarcada en el Primer Plan Quinquenal del gobierno peronista (1947-1951). En la Memoria del BCRA por esos años se dedica por primera vez desde su creación en 1935, un capítulo dedicado a la acción social de la entidad sobre la organización gremial de los empleados bancarios. En este sentido se proyecta la creación del “Departamento de Servicio Social Interbancario” que actuaría sobre los aproximadamente 36.000 empleados afectados al servicio bancario por ese entonces.


Seccionales


El crecimiento de la organización gremial
La Personería Jurídica se había obtenido el 9 de abril de 1932, cuando las oficinas se mudaron a Victoria (luego Hipólito Yrigoyen) 434, 2° piso. Se inauguró un registro de adherentes con una cuota social (de un peso), cuyo cobro se realizaba personalmente, y se aprobó el primer estatuto. Ese mismo año se creó el Tribunal Arbitral, compuesto por representantes de las empresas, del Departamento Nacional del Trabajo y de la Asociación Bancaria. Entre 1932 y 1936 se realiza una campaña sobre el proyecto de escalafón y la jornada de sábado inglés.

El principal obstáculo para el logro de estos fines era la escasa afiliación, como consecuencia de una aún tímida conciencia sindical y el temor de perder el trabajo, elemento que amenaza la consolidación sindical en todas las experiencias conocidas. Los empleados del Banco Francés del Río de la Plata se afiliaron en su totalidad, en cambio Nuevo Banco Italiano, Galicia y Español, no perdonaban la actuación gremial entre su personal. Las condiciones de trabajo eran duras. El horario de atención al público era de 10 a 15 horas, excepto los sábados que era de 10 a 12, pero el trabajo se prolongaba hasta las 13 o más. El horario de entrada eran las 9.30, y el de salida dependía de la cantidad de trabajo, pero nunca antes de las 18:30, pues a menudo se producían diferencias entre los registros, y el horario de salida se convertía en nocturno o se trabajaba hasta la madrugada. No se conocían las vacaciones y las tardanzas podían provocar una sanción o hasta el despido.

Sin embargo la organización crecía. El 16 de mayo de 1930 una Asamblea de afiliados de bahía Blanca eligió una Comisión Directiva y constituyó la Seccional con 82 socios. En octubre de 1931 la ABN contaba con dos seccionales: Bahía Blanca (ya con 166 socios) y Rosario (92 socios). En 1932 se constituye la Seccional Tres Arroyos; el 15 de junio de 1935, la Seccional Santa Fe; en 1936, las filiales Paraná y La Plata.

En mayo de 1969 había 54 Seccionales y una Delegación (General Pico), en estas páginas se relatará parte de esa historia.


Camino hacia un nuevo destino

El proceso de transformación

 
El 31 de julio de 2013 los bancarios de todo el país expresamos un contundente respaldo a la fórmula encabezada por Palazzo-Castillo, quizás como un claro reconocimiento al empeño, valor y honestidad que demostraron estos y otros dirigentes que los acompañaron durante el proceso de transición que sirvió para superar el momento más crítico de la historia institucional de nuestra organización sindical.

Ese día, más de 50 mil bancarios estaban en condiciones de elegir, por voto directo y en un distrito único, a las nuevas autoridades nacionales de la Bancaria, tal como oportunamente había sido propuesto por nuestro sindicato para que fuera el procedimiento utilizado en la elección del nuevo Secretariado General y Consejo Directivo Nacional de la CGT.

A fin de promover la más amplia participación de los afiliados, por voluntad de las propias autoridades vigentes, se oficializaron todas las listas, aunque no cumplieran con las exigencias estatutarias. Palazzo ratificaba de este modo lo que venía pregonando a los cuatro vientos que "la forma de resolver y saldar las diferencias es a través del voto" y que su corriente sumaba a “candidatos de las 53 seccionales del gremio, lo que representa a más del 80 por ciento de los bancos”.

En poco tiempo, el sindicato logró más días de licencia por paternidad y adopción; la creación de los comités mixtos; incluir el convencionamiento de la guardería y el adicional patagónico; lograr que la actividad se ubique entre las tres mejores pagas del país y una cláusula por la que las patronales aportarán de por vida el 1 por ciento del total de las remuneraciones de los trabajadores a la obra social. Mientras se trabajaba para lograr nuevas conquistas para los afiliados y los bancarios en general, también se hacían esfuerzos hacia adentro del gremio para cambiar el modelo organizacional y lograr estándares de calidad que hubieran parecido imposibles en otros momentos. 
Estas fueron algunas de las conquistas más sobresalientes que, tal vez, inclinaron a favor de la fórmula Palazzo Castillo a casi el 90% de los votantes; aunque probablemente el histórico triunfo de Julio expresara algo más que un reconocimiento de resultados, es muy probable que estemos frente una nueva experiencia y que estos apoyos masivos estén marcando un camino hacia una transformación más profunda que permita consolidar el espíritu de pertenencia de los bancarios por su sindicato. 

Dedicaremos estas páginas, a presenciar y vivir de cerca los momentos más trascendentes de este proceso de transformación, a través de videos, imágenes y piezas documentales que nos harán sentir que “el futuro es hoy… y somos todos”

Fuente: http://museodelbancario.com/index.html